Cerca de 3.000 armas blancas y varias dosis de estupefacientes fueron entregadas de manera voluntaria al Distrito por jóvenes y menores de edad que hacen parte de un proceso de atención e inclusión social liderado por el Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron).
La jornada se desarrolló en la Unidad de Protección Integral (UPI) Oasis, donde los participantes, en su mayoría en condición de calle, decidieron entregar los elementos como parte de su proceso de cambio y reintegración a la vida social.
Entre los objetos entregados se encontraron cuchillos, navajas, pipas, bazuco, marihuana, tusi, bóxer y popper. Según el Idipron, este acto hace parte de las estrategias pedagógicas que buscan fortalecer la convivencia y prevenir la violencia entre los jóvenes atendidos por el programa.
El trabajo con los beneficiarios se realiza bajo dos modalidades: internado, para quienes no cuentan con un hogar o enfrentan dificultades familiares, y externado, para aquellos que pueden continuar el acompañamiento desde su entorno social. En ambos casos, los jóvenes acceden a formación educativa, orientación psicosocial y talleres de desarrollo personal.
La jornada contó con el acompañamiento de la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia, en el marco de la articulación interinstitucional para la prevención del delito y la promoción de oportunidades sociales. De acuerdo con el director del Idipron, Javier Palacio, la entrega de estas armas representa un avance en los procesos de transformación individual y colectiva. “Cada arma entregada es un paso hacia la seguridad de la ciudad. Muchos de estos jóvenes hoy trabajan con entidades distritales o participan en equipos de cultura ciudadana”, señaló.
El Idipron desarrolla distintos programas orientados a la atención integral de menores en situación de vulnerabilidad, entre ellos el modelo pedagógico que busca restablecer derechos y prevenir riesgos asociados a la vida en la calle. También adelanta estrategias de prevención contra la explotación sexual comercial infantil y actividades de acercamiento en zonas críticas de la ciudad, a través del programa Caminando Relajado, en el que funcionarios del instituto promueven la reflexión y el acceso a rutas de atención.
Otros espacios incluyen talleres de formación en belleza, joyería y asistencia social, así como programas de emprendimiento y convenios con instituciones para acceder a carreras técnicas y tecnológicas. Además, el proceso Semáforo permite acompañar a los jóvenes en la redefinición de sus dinámicas de calle y guiarlos hacia una ruta de oportunidades educativas y laborales.
El componente artístico también tiene un papel importante. A través del Conservatorio Javier de Nicoló, los jóvenes pueden formarse en música y expresiones artísticas, integrando el arte como herramienta de transformación social.
De acuerdo con el Idipron, los resultados de estas iniciativas reflejan el impacto del trabajo de inclusión social en la reducción de riesgos y la promoción de entornos más seguros en Bogotá.








