Aunque fue nombrado oficialmente en junio de 2025 como embajador de Colombia en Palestina, Ospina no ha podido asumir el cargo por falta de sede diplomática, obstáculos geopolíticos y trabas administrativas. Vive en Cali, sin salario ni funciones claras.
Jorge Iván Ospina, exalcalde de Cali y designado embajador de Colombia en Palestina, permanece en su ciudad natal sin ejercer funciones diplomáticas. A pesar de haber sido posesionado oficialmente en junio de 2025, su nombramiento se ha convertido en un limbo burocrático. No tiene sede, no ha recibido credenciales, no percibe salario y, según él mismo ha denunciado, enfrenta trabas internas en la Cancillería. Además, el conflicto diplomático entre Colombia e Israel impide su ingreso a territorio palestino, lo que ha convertido su cargo en una figura simbólica sin operatividad.
La designación de Ospina como embajador fue anunciada con entusiasmo por el gobierno Petro, como parte de su política de reconocimiento al Estado palestino. Sin embargo, desde entonces, el proceso ha estado lleno de obstáculos. El principal: Israel no ha otorgado el salvoconducto necesario para que Ospina pueda ingresar a Cisjordania, donde se encuentra la sede de la Autoridad Nacional Palestina.
Colombia rompió relaciones diplomáticas con Israel en mayo de 2025, lo que ha dificultado cualquier gestión consular o diplomática que dependa del tránsito por territorio israelí. Ramallah, la ciudad donde se ubicaría la embajada, no tiene aeropuerto propio, y el acceso terrestre también depende de Israel.
Ospina ha propuesto alternativas como establecer la sede en Jordania, Egipto o Qatar, pero hasta ahora no ha recibido respuesta oficial. “Día de por medio escribo a la Cancillería, pero no me contestan. Hay unos diablitos que no quieren que ejerza”, declaró el exalcalde.
La situación ha generado críticas en redes sociales y medios de comunicación. Ospina, quien no puede aceptar otro cargo público mientras esté nombrado como embajador, se encuentra en una especie de “bloqueo institucional”. Vive en Cali, sin funciones diplomáticas, sin oficina, y sin remuneración.
Durante su posesión, la entonces canciller Laura Sarabia afirmó que el nombramiento expresaba el compromiso de Colombia con la paz mundial y la defensa de los pueblos vulnerados. Ospina, por su parte, prometió liderar una agenda cultural y humanitaria, pero hasta ahora no ha podido ejecutar ninguna acción concreta.
La embajada en Palestina fue creada como parte de la política exterior del presidente Gustavo Petro, quien ha sido crítico del gobierno israelí y defensor de la causa palestina. El nombramiento de Ospina, cercano al petrismo, fue interpretado como un gesto político. Sin embargo, su gestión ha sido opacada por la falta de planificación y las tensiones geopolíticas.
Jorge Iván Ospina es hoy un embajador sin embajada. Su caso refleja las dificultades de implementar decisiones diplomáticas en contextos de alta tensión internacional. Mientras espera una solución, permanece en Cali, atrapado entre la burocracia y la geopolítica, sin poder representar oficialmente a Colombia ante Palestina.