Jeff Bezos, fundador de Amazon y uno de los hombres más ricos del mundo, contrajo matrimonio con la periodista mexicana-estadounidense Lauren Sánchez en Venecia, en una ceremonia privada que se convirtió en uno de los eventos sociales más comentados del año. Sin embargo, la celebración, que reunió a cerca de 200 invitados en la isla de San Giorgio, despertó protestas de residentes y activistas que criticaron el impacto del turismo de lujo en la ciudad.
“Besos sí, Bezos no” fue el lema que se leyó en las pancartas de los manifestantes, quienes recorrieron las calles de Venecia mientras la pareja y sus invitados se preparaban para una fiesta de cierre el sábado en la noche. Los manifestantes denunciaron que eventos como estos agravan los problemas que enfrenta la ciudad, como el aumento del costo de vida, la saturación turística y la fragilidad ambiental frente al cambio climático.
“Estamos aquí para arruinar los planes de estos ricos que acumulan dinero mientras las condiciones de esta ciudad siguen siendo precarias”, expresó Martina Vergnano, una de las manifestantes. Los organizadores aseguraron que la protesta obligó a mover la celebración de su locación inicial al Arsenale, un complejo medieval en la ciudad.
La boda se llevó a cabo en un ambiente de gran opulencia, con una lista de invitados que incluyó a Oprah Winfrey, Tom Brady, Leonardo DiCaprio, Orlando Bloom, Bill Gates y miembros de la familia Kardashian-Jenner. También asistieron Ivanka Trump, Jared Kushner y sus hijos. La pareja se hospedó en el hotel Aman Venice, en el Gran Canal, donde Bezos posó para fotos mientras Sánchez saludaba a la prensa.
Mientras la pareja celebraba, los manifestantes destacaron las desigualdades que perciben en la ciudad, criticando la extravagancia de la boda frente a las dificultades cotidianas de los venecianos. “El planeta está ardiendo, pero no se preocupen, aquí está la lista de los 27 vestidos de Lauren Sánchez”, decía uno de los letreros, en alusión a la cobertura mediática del vestuario de la novia, que incluyó un vestido de Dolce & Gabbana y otros de diseñadores italianos.
La administración de Venecia defendió la realización del evento, asegurando que la ciudad ha sido históricamente un lugar de acogida para visitantes de todo el mundo, incluidos líderes y figuras destacadas.