En la mañana de este viernes 2 de mayo quedó instalada la tradicional chimenea en la Capilla Sixtina del Vaticano, paso clave en la preparación del Cónclave que comenzará el próximo 7 de mayo, en el que 133 cardenales menores de 80 años elegirán al nuevo Papa.
La instalación de la chimenea marca un momento simbólico y logístico fundamental en el proceso de elección del próximo líder de la Iglesia Católica. A través de esta estructura se emitirán las señales de humo que anunciarán al mundo el resultado de las votaciones de los cardenales: humo negro si no hay consenso, o la esperada «fumata blanca» si se ha elegido al nuevo pontífice con los votos de al menos dos tercios del colegio electoral, es decir, 89 cardenales en esta ocasión.
Las autoridades vaticanas prevén realizar durante el día pruebas técnicas para asegurar el correcto funcionamiento de la chimenea, desde la cual se emitirán las señales visibles al exterior durante el desarrollo del cónclave.
Mientras tanto, continúan los preparativos en el interior de la Capilla Sixtina. Se están adecuando el espacio y disponiendo las mesas y bancos necesarios para facilitar los debates y votaciones de los purpurados, quienes se encerrarán en estrictas condiciones de aislamiento. Durante el cónclave, los cardenales no podrán utilizar celulares ni acceder a internet, y tienen prohibido leer periódicos, ver televisión o escuchar la radio.
Una vez elegido el nuevo Papa, el protocolo establece que será anunciado con la frase latina «Habemus papam». Minutos después, el nuevo pontífice aparecerá en el balcón central de la Basílica de San Pedro, vestido de blanco, para impartir la bendición «urbi et orbi», dirigida a la ciudad de Roma y al mundo entero.
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