Cada 13 de mayo, la Iglesia Católica y millones de fieles alrededor del mundo conmemoran a la Virgen de Fátima, una de las advocaciones marianas más veneradas y emblemáticas del catolicismo.
Es de indicar que esta fecha recuerda la primera de las apariciones de la Virgen María a tres niños pastores en la localidad de Fátima, en Portugal, ocurridas en el año 1917.
Según el testimonio de Lucía dos Santos y sus primos Jacinta y Francisco Marto, la Virgen se les apareció en seis ocasiones entre mayo y octubre de ese año, en un lugar conocido como la Cova da Iria. Estas experiencias, que con el tiempo se convirtieron en un referente de espiritualidad, atrajeron la atención de la Iglesia y de miles de creyentes que aún hoy peregrinan al santuario erigido en ese lugar.
Durante las apariciones, la Virgen transmitió mensajes con un fuerte contenido espiritual y profético. Hizo un llamado a la oración constante, especialmente a través del rosario, a la penitencia y a la conversión del corazón, como caminos para alcanzar la paz en el mundo y la salvación de las almas. Uno de los mensajes más conocidos fue la solicitud de consagrar Rusia a su Inmaculado Corazón, en medio de un contexto histórico marcado por guerras y tensiones geopolíticas.
La importancia de estas apariciones fue reconocida oficialmente por la Iglesia Católica en 1930, y desde entonces, el Santuario de Fátima se ha convertido en uno de los principales centros de peregrinación mariana en el mundo.
Conocida también como Nuestra Señora del Rosario, la Virgen de Fátima sigue siendo un símbolo de esperanza y fe. Sus mensajes continúan siendo una invitación a buscar la paz a través del compromiso espiritual, el rosario diario y el arrepentimiento sincero.
