A menos de tres años de su posesión, el presidente Gustavo Petro ha acumulado un total de 61 viajes internacionales, consolidándose como el mandatario colombiano con mayores gastos por viajes fuera del país en tan corto tiempo. Desde Lima hasta Pekín, pasando por ciudades europeas, norteamericanas, latinoamericanas, del Caribe, Asia y Oriente Medio, el jefe de Estado ha recorrido buena parte del mundo en ejercicio de su controvertida política exterior.
Esta cifra supera ampliamente los viajes realizados por sus antecesores en periodos comparables. Por ejemplo, el expresidente Iván Duque realizó 49 salidas internacionales en cuatro años, y Juan Manuel Santos acumuló 67 visitas oficiales en su primer mandato, pero en todo un cuatrienio. En el caso de Petro, los 61 viajes se contabilizan entre el 7 de agosto de 2022 y el 24 de mayo de 2025.ñ y todavía le queda algo más de un año de mandato, lo que promete superar cualquier cifra de viajes presidenciales en un cuatrienio.
Destinos frecuentes y geopolítica del sur global
Varios destinos se repiten en la agenda presidencial, destacándose Caracas, Nueva York, París, La Habana, Ciudad de México y Washington, lo que da señales claras sobre las prioridades diplomáticas de la actual administración. Petro ha fortalecido sus relaciones con gobiernos afines en América Latina como Venezuela, Cuba, México y Brasil, al tiempo que ha mantenido presencia activa en foros multilaterales como la Asamblea General de la ONU, el Foro Económico Mundial de Davos y diversas cumbres climáticas.
Su gira por Medio Oriente y Asia también ha sido significativa, incluyendo visitas a Dubái, Doha, Riad, Pekín y otras ciudades, en línea con una estrategia de diversificación diplomática y comercial. Las visitas al Vaticano y a varias capitales europeas como Roma, Madrid, Berlín y París también han estado enmarcadas en encuentros sobre transición energética, paz, y cooperación en temas de cambio climático.
Críticas y cuestionamientos
No obstante, esta intensa agenda internacional ha generado críticas por parte de diversos sectores, que señalan un aparente descuido de los asuntos internos y una baja presencia del mandatario en regiones claves del país. Algunos analistas han planteado que, mientras Petro cumple una apretada agenda global, la gobernabilidad interna recae sobre su círculo más cercano, particularmente en el despacho de la Presidencia y el Departamento Administrativo de la Presidencia (DAPRE), que antes era encabezada por Laura Sarabia y ahora en el ministro del interior Armando Benedetti, mientras Sarabia ahora es Canciller.
Además, sectores de oposición han cuestionado el costo de estos desplazamientos y la rentabilidad política y económica de algunos viajes. Aunque la Presidencia ha sostenido que los gastos están justificados por la necesidad de posicionar a Colombia como líder en temas ambientales y de justicia social, hasta ahora no se ha entregado un balance completo de los resultados tangibles de estas visitas.
otra de las críticas constantes, es que el presidente Petro ha protagonizado desapariciones, llegadas tardes, conversaciones que han generado dudas de la eficacia de sus viajes y discursos más cercanos a alucinaciones que a posiciones políticas de Colombia, sacando temas estelares, polvos cósmicos y relaciones de la historia, con pasajes y personajes sometidas a narrativas inexistentes o tergiversadas
Balance y proyección
En defensa de su estrategia, el presidente Petro ha argumentado que su política exterior busca “reinsertar a Colombia en el mundo” con un enfoque centrado en la paz total, la justicia ambiental y el desarrollo sostenible. Los viajes han estado acompañados de discursos ante organismos multilaterales, reuniones bilaterales, y participación en cumbres internacionales, donde ha insistido en reformas al sistema global actual elucubrando sobre el orden financiero global y el rol de América Latina en la transición energética.
Con poco más de un año restante de mandato, y dado el ritmo actual, es posible que la administración Petro supere ampliamente el centenar de visitas oficiales al exterior, una cifra sin precedentes en la historia reciente de la presidencia colombiana.