El conflicto entre Israel e Irán, aunque aparentemente concluido, sigue siendo una paz frágil. Analistas de la situación mundial coinciden en que, si bien las hostilidades han cesado por el momento, las tensiones persisten y ambas partes se atribuyen la victoria.
Desde Irán, el líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei, proclamó que su país había ganado la guerra contra Israel y anunció que el presidente Masoud Pezeshkian ratificaría una ley aprobada en el parlamento islámico, la cual rompe los vínculos con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), liderado por el argentino Rafael Grossi, que supervisa las actividades nucleares de Irán.
Por su parte, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, aseguró: «Combatimos con determinación contra Irán y logramos una gran victoria. Esta victoria abre la puerta para ampliar significativamente los acuerdos de paz».
Los Estados Unidos, otra de las partes involucradas, destacaron que los ataques a las instalaciones nucleares de Irán fueron un éxito rotundo, desmintiendo un informe inicial que sugería que las acciones militares solo habían retrasado el programa nuclear iraní por unos meses. Las autoridades estadounidenses insisten en que la destrucción fue total y afirman que no hubo retirada de material nuclear de las tres instalaciones atacadas.
Sin embargo, la decisión del gobierno iraní de cortar relaciones con la Agencia Internacional de Energía Atómica complica la capacidad para verificar en el terreno el impacto real de los ataques a sus instalaciones nucleares.
Al respecto, Rafael Grossi, director del OIEA, confirmó los daños: «Es evidente que después de los ataques iniciados el 13 de junio, hay un nivel de destrucción significativo en tres instalaciones clave: Natanz, Fordo e Isfahán. Esto es una realidad incontestable y evidentemente afectará las capacidades de Irán para continuar con sus actividades nucleares».
Se ha reportado que Irán había enriquecido hasta 400 kilogramos de uranio, lo que lo acercaría a la capacidad de fabricar un arma nuclear. Sin embargo, no hay claridad sobre el destino de este material. Informaciones extraoficiales indican que Irán habría trasladado el uranio a una instalación secreta antes de los ataques estadounidenses.
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