La iniciativa de El Comité, en favor de niños con limitaciones, enciende corazones
El área de eventos cercana al bloque 20 de Eafit es una llamarada de amor. Allí comparten alrededor de 600 personas, entre los niños beneficiarios de los juguetes con inclusión, sus familias, los directivos de El Comité y 400 voluntarios. El espacio se dispuso como puestos de mantenimiento de la competencia mundial ‘Fórmula Uno’. Cada equipo de voluntarios se acopla a la necesidad del menor que atiende, a sus familias, y al vehículo o juguete que adaptarán para hacer más feliz y fácil la primera infancia de cada chiquillo.
Deyser Andrés Valdir y su madre Lina Milena Rovira
Lina Milena Rovira hizo una larga travesía desde Riosucio, Chocó. Emocionada, narra lo que considera un “milagro” para su familia, que su hijo: Deyser Andrés Valdir, quien padece de parálisis cerebral, haya resultado beneficiado por el Go, Baby go, de El Comité. “Primero le doy gracias a Dios de que mi niño pueda participar y compartir. Es de alegría y mucha satisfacción contar con estos espacios, ya que ellos son niños que tienen una discapacidad y normalmente no se les permite tener ese acceso, como normalmente lo hacen la mayoría de los niños que tienen esa habilidad de contar con esos elementos o juguetes para su vida cotidiana”, expresó la madre de Deyser.
Lizbeth Gutiérrez, voluntaria del comité social de Industrias Noel
Desde las empresas, la responsabilidad social y el voluntariado se trata de impactar a las comunidades. Para la compañía de galletas y productos alimenticios Noel, el impulso en educación, nutrición y emprendimiento, son los temas vitales de apoyo a las familias. Hasta la Universidad Eafit llegó Lizbeth Gutiérrez, como líder de un equipo de profesionales dispuestos a dejar los juguetes listos para los 20 niños: “Estoy muy contenta de participar en el Go baby go, vine con otros 5 compañeros que están distribuidos en los diferentes equipos para aportar un granito de arena desde la educación y desde la parte técnica, desde el amor, a estos niños maravillosos que tanto lo necesitan”.
La jornada avanza entre juegos, toma de medidas de los asientos para los menores, el arreglo de las llantas, de los cinturones de seguridad, la revisión de las baterías. Con el paso de las horas, el espíritu de la compasión y de la solidaridad para adaptar los juguetes se aviva. Mientras esto suceda, el fuego anual por los niños necesitados de inclusión seguirá encendido.
