lunes, diciembre 8, 2025
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Globos sobre Medellín. Una belleza fugaz que deja riesgos cayendo del cielo. 

En la noche del 7 de diciembre y madrugada del 8, rayando las 12:00, mientras en Medellín aún se encendían las velitas a la Inmaculada Concepción, el cielo se fue llenando de puntos anaranjados que ascendían lentamente desde la Comuna 13. Cientos de globos de mecha, se elevaron como si la ciudad soltara deseos al viento. Pero detrás de ese aparente espectáculo, se esconde una práctica tan arraigada como peligrosa.

Cada año ocurre lo mismo y pese a las advertencias, campañas y llamados de las autoridades ambientales; los globos vuelven a aparecer y llenan el cielo de Medellín. Con ellos reaparece también la indiferencia y la falta de responsabilidad ciudadana. Muchas personas, sin medir el impacto, disfrutan por unos minutos del espectáculo luminoso, pero ese instante de admiración se convierte en un riesgo que recae sobre toda la ciudad.

En medio de la celebración, algunos prefieren ignorar lo evidente, que los globos de combustión no son una tradición inofensiva, sino una amenaza real que puede provocar incendios, afectar ecosistemas y poner en peligro la vida y el patrimonio de miles de familias.

Mientras los vientos arrastran estas estructuras ardientes hacia el sur del área metropolitana, cientos de personas quedan expuestas sin saberlo. Basta con recordar los incendios de navidades pasadas, cuando las laderas y zonas industriales del sur del valle de Aburrá, ardieron por culpa de algún globo que cayó en el lugar equivocado. La historia se repite cada diciembre, como si la memoria ambiental de la ciudad se borrara al prender la primera vela.

Para algunos, observar el cielo iluminado por cientos de puntos brillantes sigue siendo un atractivo. Pero ningún brillo justifica convertir los ecosistemas, las viviendas y la industria en una ruleta rusa de fuego. La tradición, cuando pone en riesgo vidas y patrimonio, deja de ser costumbre y se convierte en negligencia.

Medellín tiene demasiadas cicatrices como para sumar una más por un ritual que podría evitarse. La pregunta que queda flotando entre las brasas que caen del cielo es simple, ¿cuántos incendios más necesita la ciudad para entender que no todo lo que ilumina es celebración?

Invitación a la ciudadanía

Las autoridades y expertos insisten en lo mismo cada diciembre. Es necesario evitar el lanzamiento de globos de mecha. Es un acto mínimo de responsabilidad y respeto por la vida, el ambiente y la ciudad.

Medellín no necesita más incendios ni emergencias evitables. La invitación es simple y urgente. Disfrutar la tradición sin poner en riesgo lo que nos pertenece a todos.

Por: Eddy Banoy – @eddybanoy

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