Este domingo 15 de junio, coincidiendo con el Día del Padre, miles de colombianos participaron en las denominadas “marchas del silencio”, una movilización ciudadana pacífica que se extendió a más de 30 ciudades del país y del mundo. La jornada tuvo como propósito expresar un rechazo contundente a la violencia que azota a Colombia y manifestar solidaridad con el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, gravemente herido tras un atentado del que fue víctima hace una semana en Bogotá.
La convocatoria superó todas las expectativas en asistencia. Calles y plazas en ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Cartagena y Pereira se llenaron de ciudadanos vestidos de blanco, portando banderas de Colombia y carteles con mensajes de unidad, paz y resistencia civil ante el incremento de hechos violentos en diversas regiones del país. En ciudades del exterior como Madrid, Miami, Nueva York, Toronto y Buenos Aires también se registraron concentraciones de ciudadanos colombianos que replicaron la consigna central: rechazar el odio y la confrontación.
En redes sociales, la magnitud de las marchas fue ampliamente documentada. Fotografías, transmisiones en vivo y videos mostraron imágenes contundentes de la ciudadanía caminando en silencio, sin consignas partidistas ni arengas políticas. La etiqueta #FuerzaMiguel fue tendencia nacional e internacional, en un gesto de respaldo a Uribe Turbay y a su familia, quienes atraviesan un nuevo episodio de violencia tras el atentado en su contra.
El senador permanece en la Clínica Santa Fe de Bogotá, en estado reservado. Fue atacado por un menor de edad de 14 años, quien, según las autoridades, habría sido instrumentalizado como sicario. El hecho reavivó el debate sobre el reclutamiento de menores por parte de grupos armados y organizaciones criminales, así como sobre los riesgos que enfrentan las figuras públicas en un país donde la violencia política ha dejado huellas históricas.
La historia de Miguel Uribe está marcada por la tragedia: su madre, la periodista Diana Turbay, fue secuestrada y asesinada hace más de 30 años por el cartel de Medellín, durante la era de Pablo Escobar. Este nuevo ataque contra un miembro de su familia fue interpretado por muchos asistentes a las marchas como una señal alarmante de regresión en la seguridad y el respeto por la vida en el país.
Además del respaldo a Uribe Turbay, las marchas expresaron un rechazo colectivo a la escalada de violencia que en los últimos días ha cobrado decenas de víctimas en distintas zonas del país. En el occidente de Colombia, se han registrado más de 30 atentados atribuidos a las disidencias de las FARC, especialmente en los departamentos del Cauca y Valle del Cauca. Las comunidades denuncian la falta de presencia estatal y la fragilidad del orden público en regiones donde la violencia ha vuelto con fuerza.
Durante las marchas, diversos ciudadanos señalaron su inconformidad con el rumbo del plan de “paz total” promovido por el Gobierno nacional. Afirmaron que, lejos de pacificar el país, ha fortalecido militar y territorialmente a los grupos armados ilegales, quienes continúan ejecutando ataques, secuestros y extorsiones. Varios asistentes manifestaron que el proceso ha priorizado beneficios judiciales y económicos a los criminales, sin exigir desarme o garantías reales para las comunidades.
Otro tema que generó preocupación entre los manifestantes fue la creciente polarización política. En diferentes puntos del país, los ciudadanos criticaron lo que consideran un discurso oficial que alienta la división social y la confrontación ideológica. Mencionaron como ejemplo el uso simbólico de la espada de Bolívar y la retórica de lucha de clases que, según ellos, ha contribuido a exacerbar tensiones en un país ya golpeado por el conflicto armado y la desigualdad.
“El pueblo colombiano no quiere volver a los años del miedo”, expresó una asistente a la marcha en Medellín. “Estamos cansados de que la violencia se normalice y de que las instituciones no respondan. Queremos vivir en paz y con garantías para todos”, añadió.
A lo largo de la jornada, IFMNOTICIAS recogió diversos testimonios de ciudadanos que coincidieron en que el país atraviesa una espiral de violencia que recuerda los momentos más oscuros de su historia reciente. Las imágenes compartidas por los marchantes muestran a familias enteras, jóvenes, adultos mayores y representantes de distintos sectores sociales unidos bajo un mismo mensaje: “Colombia no quiere más violencia”.
Las marchas también fueron un espacio de oración y reflexión. En varias ciudades se celebraron actos litúrgicos y momentos de silencio en memoria de las víctimas y en esperanza por la recuperación de Miguel Uribe Turbay. En Bogotá, se realizó una vigilia frente a la clínica donde permanece internado el senador.
Hasta el momento, el Gobierno nacional no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre las marchas. Sin embargo, voceros de la oposición han instado a la administración del presidente Gustavo Petro a tomar nota de este clamor ciudadano y a revisar con urgencia las estrategias de seguridad y de negociación con los grupos armados, a bajar el tono de sus declaraciones de odio y ejercer el poder de manera democrática sin amenazar al país con acciones dictatoriales.
La movilización de este domingo dejó claro que, más allá de las diferencias políticas, hay una preocupación compartida por el futuro de Colombia. La contundencia y el carácter pacífico de las marchas del silencio reafirman que la ciudadanía está dispuesta a defender la vida, la democracia y la unidad nacional desde la calle y sin violencia.