El flagelo de la extorsión tiene en jaque a los comerciantes de San Victorino y Kennedy en Bogotá, justo cuando llega la época decembrina. Delincuentes que dicen pertenecer a la banda Los Costeños están utilizando amenazas violentas, mostrando armas y enviando videos intimidantes a través de WhatsApp para exigir pagos semanales o mensuales. La situación ha generado un clima de temor que lleva a algunos a plantearse cerrar sus negocios o abandonar la zona.
San Victorino: un centro comercial bajo amenaza
En San Victorino, uno de los epicentros comerciales de Bogotá, los extorsionistas han establecido un régimen de intimidación que incluye mensajes explícitos en video mostrando municiones, armas e incluso granadas. Los delincuentes llegan en persona, reclamando áreas como si fueran de su propiedad.
“Dicen: ‘Este lado es mío, el otro lado es de ellos’. La inseguridad y la droga aquí no paran. Estamos atrapados entre las amenazas y el miedo a las represalias,” relató un comerciante, visiblemente preocupado por la falta de control sobre estas actividades a un noticiero de televisión nacional.
El impacto no se limita a las pérdidas económicas. La constante intimidación y los temores de agresión física están deteriorando la salud mental de los afectados, quienes enfrentan decisiones difíciles para proteger sus vidas y negocios.
Kennedy: extorsión en las plazas de mercado
La localidad de Kennedy no está exenta de esta problemática. En la Plaza de las Flores, cámaras de seguridad captaron el momento en que un comerciante es amenazado por un hombre mientras otros tres lo rodean, hostigándolo durante varios minutos. Aunque la intervención policial en el lugar permitió contener el incidente, la extorsión sigue siendo una amenaza recurrente.
Según el coronel Carlos Cárdenas, comandante del Gaula Bogotá, los extorsionistas se identifican como integrantes de grupos delincuenciales que, en muchos casos, no tienen una estructura real en la zona. Sin embargo, esto no reduce el impacto de sus acciones. “El trabajo articulado con la Fiscalía nos ha permitido estructurar una investigación que en próximos días mostrará capturas de estas personas,” aseguró Cárdenas.
Respuesta de las autoridades
Para enfrentar este fenómeno, la Policía ha reforzado su presencia con 300 efectivos adicionales, incluyendo agentes del Gaula encubiertos que operan en el centro de la ciudad. Asimismo, las autoridades han reiterado la importancia de denunciar estos casos a través de la línea 165, garantizando confidencialidad y apoyo a las víctimas.
A pesar de estas medidas, el problema de fondo persiste. Los comerciantes temen que las capturas no sean suficientes para desmantelar las redes de extorsión y que, una vez liberados, los delincuentes regresen a seguir con sus actividades.
Un llamado urgente
La situación en San Victorino y Kennedy es un reflejo de la creciente inseguridad que afecta a los comerciantes en Bogotá. Mientras las autoridades avanzan en capturas y refuerzan operativos, los afectados claman por soluciones a largo plazo que les permitan trabajar sin miedo.
La extorsión, más allá de ser un delito, se ha convertido en un fenómeno que pone en riesgo el tejido económico y social de la ciudad, afectando la estabilidad de familias enteras que dependen de sus negocios para subsistir.