El presidente Gustavo Petro ha vuelto a estar en el ojo del huracán, esta vez por una cena familiar en uno de los más lujosos restaurantes de París, La Rotonde, donde celebró el cumpleaños de Luna, una de sus nietas nacidas en Marsella.
Este evento, compartido por el mismo mandatario en sus redes sociales, ha generado una oleada de críticas y cuestionamientos sobre su coherencia y compromiso con los valores que pregonaba antes de llegar al poder.
“Un privilegio, sí, lo admito. Hoy festejo el cumpleaños de mi nieta marsellesa, Luna, en París. Por la persecución que sufrí, mis primeras nietas nacieron en Marsella. Tengo a mis hijas e hijos a mi lado, solo falta uno”, escribió Petro en su cuenta de X.
La ausencia mencionada es la de Nicolás Petro Burgos, quien enfrenta serias acusaciones de lavado de activos y enriquecimiento ilícito, y actualmente se encuentra bajo libertad condicional en Barranquilla.
Un privilegio sí, lo admito. Hoy festejo el cumpleaños de mi nieta marsellesa, Luna, en París.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) July 27, 2024
Por la persecusión que sufrí mis primeras nietas nacieron en Marsella. Tengo a mis hijas e hijos a mi lado, solo falta uno. pic.twitter.com/XHuts5qAp3
Petro y familia no se resisten al lujo
Las imágenes de la celebración en París contrastan fuertemente con el discurso que Gustavo Petro mantuvo durante su campaña presidencial. En aquel entonces, se presentaba como el líder de la gente sencilla, prometiendo un gobierno alejado de los lujos y la opulencia. Sus palabras resonaban con fuerza:
«Nuestro gobierno no es de los palacios, no es de la burocracia. Nuestro gobierno es de la gente sencilla. La gente sencilla debe gobernar en Colombia y el gobierno debe servirle a la gente sencilla de Colombia”.
“No me inviten a grandes bacanales, no voy. No me inviten a los cócteles sociales de los banqueros, yo no voy. Invítenme a tomarme una cerveza allá en una esquina, sentados en una acera. Invítenme a un baile popular, a un biche del pacífico. Invítenme a bailar porros en las veredas de mi pueblo campesino de Córdoba. Pero no me inviten a las bacanales del poder, porque yo no soy de eso”.
Dichas palabras distan de la imagen compartida en familia con un banquete ostentoso, con toda la familia viajando y cenando con el dinero de los colombianos. Mostrando todo lo que tanto critica y busca quitarle día a día a sus seguidores en Colombia.
Las reacciones no se han hecho esperar. En las redes sociales, muchos han tildado al presidente de hipócrita y charlatán. Sus críticos argumentan que mientras él disfruta de lujos en el extranjero, muchos colombianos siguen enfrentando dificultades económicas y sociales.
El contraste entre las promesas de campaña de Gustavo Petro y su comportamiento actual plantea serias preguntas sobre su coherencia y compromiso con los valores que dijo defender. ¿Es esta cena en París un simple privilegio personal o un indicio de una desconexión más profunda con el pueblo colombiano? La respuesta a esta pregunta podría influir significativamente en la percepción pública del presidente y su administración.
Esta situación subraya la importancia de la coherencia en la vida pública. Los líderes políticos deben ser conscientes de cómo sus acciones pueden ser interpretadas y de la necesidad de mantenerse fieles a sus principios, especialmente cuando están en el centro del escenario mundial.
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