La convención del Partido Liberal, llevada a cabo el 31 de octubre en Cartagena, pasó de ser un evento político a un escenario de caos y controversia.
En el centro de la tormenta se encuentra la reelección del expresidente César Gaviria como director de la colectividad, un proceso que varios miembros del partido han denunciado como un fraude que no solo dividió a los copartidarios, sino que dejó expuesta una profunda crisis en el liberalismo colombiano.
Desde su inicio, el evento estuvo marcado por un ambiente hostil. El rechazo al gobierno del presidente Gustavo Petro quedó de manifiesto cuando los asistentes comenzaron a corear «¡Fuera Petro!», una consigna que ha resonado en otros actos públicos y que en esta convención sirvió como preludio a lo que sería una jornada cargada de enfrentamientos y denuncias.
El verdadero clímax llegó cuando se anunció la victoria de Gaviria, quien se impuso con 582 votos, aproximadamente el 60% de los sufragios, frente a otros candidatos como el senador Alejandro Carlos Chacón, con 128 votos, y el exministro del Interior, Luis Fernando Velasco, quien solo obtuvo 11.
La indignación por el proceso fue tal que varios convencionistas no dudaron en expresar su frustración desde la tarima, desatando un enfrentamiento físico que tuvo que ser controlado por agentes de la Policía Nacional.
Denuncias de fraude y manipulación
El exministro Luis Fernando Velasco fue uno de los primeros en alzar la voz, calificando el proceso de «fraude vergonzoso». Velasco detalló cómo, según él, varios convencionistas no pudieron ejercer su derecho al voto, argumentando que sus votos fueron representados por otros, en una clara señal de manipulación.
«Nos acompañaron más de 80 convencionistas para respaldar nuestras propuestas, pero ni siquiera sus votos aparecieron. Mañana mostraremos evidencia de que intentaron votar y no se les permitió», declaró Velasco, visiblemente molesto.
Por su parte, una convencionista también expresó su frustración, acusando directamente a Gaviria de prácticas deshonestas y recordando viejas rivalidades de la época de Alfonso López Pumarejo. “Es un tramposo, y lo sé desde nuestros tiempos de universidad. Hoy se lo dije y se puso nervioso porque sabe que yo conozco sus fraudes”, afirmó.
Reacciones de otros miembros del partido
Las críticas a Gaviria no se detuvieron allí. El representante a la Cámara, Juan Carlos Losada, comparó el proceso de reelección con las cuestionadas elecciones presidenciales de Venezuela, en las que el Consejo Nacional Electoral favoreció al dictador Nicolás Maduro.
«Hubo un claro fraude electoral, aquí una persona podía votar por más de 20 delegados. Ni en Venezuela se atreven a tanto descaro», señaló Losada, quien calificó lo ocurrido como “penoso” para el Partido Liberal y una “vergüenza para la democracia”.
El representante Carlos Ardila también expresó su inconformidad, resaltando la falta de garantías en el evento y cuestionando la ausencia de la Registraduría General de la Nación para supervisar el proceso. “Lamentamos la forma en la que terminó esta convención: dividido, golpeado y lleno de dudas”, declaró, advirtiendo que muchos congresistas y diputados no confiaban en la transparencia de las votaciones.
Un partido en crisis
El resultado de esta convención ha dejado profundas divisiones en el Partido Liberal. Las escenas de abucheos, empujones y gritos de inconformidad reflejan un quiebre en el partido más longevo de Colombia, que hoy parece estar sumido en una crisis sin precedentes.
Los internautas no tardaron en reaccionar, criticando tanto a Gaviria como a los demás protagonistas de este episodio. «Esto es una vergüenza para el liberalismo», «Ya no pelean por el país, sino entre ellos», y “Después de esto, Gaviria no tiene autoridad moral para criticar a nadie” fueron algunos de los comentarios que circularon en redes sociales.
El Partido Liberal enfrenta ahora un momento de incertidumbre. Las denuncias de fraude y las peleas públicas en su convención no solo han golpeado su imagen, sino que han dejado una gran interrogante sobre el futuro de su liderazgo y su cohesión interna.
Con César Gaviria nuevamente al mando, el partido tendrá que decidir si cierra filas o si, por el contrario, da paso a un proceso de renovación que le permita recuperar la confianza perdida entre sus filas y en la sociedad colombiana.