El Concejo de Bogotá decidió archivar el artículo del nuevo Reglamento Interno que contemplaba la posibilidad de que los cabildantes recibieran viáticos y gastos de viaje financiados con recursos del Distrito.
La propuesta, incluida en el artículo 111, generó debate dentro y fuera del recinto por la falta de límites claros en el uso de los recursos.
El texto señalaba que los concejales podrían desplazarse dentro y fuera del país para participar en comisiones oficiales o actividades aprobadas por la Mesa Directiva, sin establecer frecuencia máxima, topes presupuestales ni mecanismos de control. Esta situación fue señalada por varios miembros del Concejo como un riesgo para la transparencia en el manejo de los fondos públicos.
El concejal Daniel Briceño, del Centro Democrático, fue uno de los críticos más visibles. En su intervención advirtió que la propuesta “deja una puerta abierta a los abusos”, dado que cualquier viaje podría justificarse con un informe posterior sin auditoría ni trazabilidad. Según Briceño, la iniciativa podía interpretarse como un “cheque en blanco” para el uso de recursos de la ciudad.

La polémica trascendió el recinto y se trasladó a redes sociales, donde numerosos ciudadanos expresaron su desacuerdo con la medida, argumentando que Bogotá enfrenta limitaciones presupuestales en sectores como movilidad, educación y seguridad. La presión pública contribuyó a que la plenaria del Concejo decidiera finalmente retirar el artículo, dejando sin efecto los beneficios contemplados.
La reforma al Reglamento Interno buscaba actualizar varios procedimientos administrativos, incluyendo la opción de que los concejales sesionarán de manera remota desde cualquier ciudad, siempre bajo la aprobación de la Mesa Directiva o la plenaria. Sin embargo, la inclusión del capítulo sobre viáticos y desplazamientos dominó la discusión y eclipsó otros cambios planteados en el proyecto.
En los antecedentes recientes del Concejo, se destacan la creación de 30 nuevos cargos y el aumento en las Unidades de Apoyo Normativo (UAN), que atienden a los cabildantes. Según Briceño, con un presupuesto anual superior a $122.000 millones, no había justificación para asignar recursos adicionales a viáticos, mientras persisten otras prioridades en la ciudad.
Tras el archivo del artículo, Briceño compartió un mensaje en su cuenta de X donde destacó la decisión: “Afortunadamente, logramos que se hundiera este nuevo privilegio que se le quería dar a los concejales de Bogotá. Los cabildantes tendrán que seguir sesionando presencialmente y no se les pagará tiquetes ni viáticos”. Con ello, los concejales no podrán recibir gastos de viaje con cargo al presupuesto distrital ni participar en sesiones virtuales desde fuera de la ciudad como parte de comisiones oficiales.
La votación marcó el cierre del debate sobre el controvertido artículo, mientras que el resto de la reforma al reglamento continúa su proceso sin la inclusión de los viáticos y la sesión remota desde otras ciudades.









