Con cada temporada de lluvias, Colombia se sumerge en una crisis humanitaria que se repite cíclicamente.
Las imágenes de comunidades afectadas, damnificadas y pérdidas materiales se han convertido en una constante en nuestro país. La pregunta que surge: ¿por qué seguimos cayendo en el mismo error?
La ola invernal ha puesto nuevamente en evidencia la vulnerabilidad de muchas comunidades colombianas, especialmente aquellas ubicadas en zonas de riesgo. La falta de infraestructura adecuada, la deforestación y la ocupación de zonas de riesgo han exacerbado los efectos de los fenómenos naturales.
Es preocupante observar cómo, ante cada emergencia, la respuesta del gobierno se limita a la entrega de ayuda humanitaria, como mercados y kits de aseo. Si bien estas acciones son necesarias en el corto plazo, no constituirán una solución sostenible a un problema estructural.
La ministra de la Igualdad, Francia Márquez, ha sido blanca de críticas por la supuesta ineficiencia de su Ministerio y la falta de una respuesta efectiva ante la crisis. Sin embargo, es importante reconocer que el problema de las emergencias por lluvias es mucho más complejo y requiere de una acción coordinada de todos los sectores del Estado.
La crisis se agrava ante la ausencia de una gestión efectiva por parte de la UNGRD. El director, Carlos Carrillo, ha sido duramente criticado por los congresistas del Pacto Histórico debido a su falta de presencia en las zonas afectadas y la insuficiencia de las medidas. implementadas para atender la emergencia.»
La solución no radica en culpar a un gobierno o a otro, sino en reconocer que el problema es sistémico y requiere de un enfoque integral. Es necesario invertir en estudios de riesgo, en la construcción de infraestructura resiliente y en la reubicación de las comunidades que habitan en zonas de alto riesgo.
A lo largo de la historia, los asentamientos humanos se han desarrollado de manera desordenada, ocupando zonas inundables y poniendo en riesgo a sus habitantes. La falta de planificación territorial y el desconocimiento de los riesgos naturales han sido factores determinantes en la ocurrencia de desastres.
Es fundamental que el Estado colombiano fortalezca sus capacidades para la gestión del riesgo de desastres. Esto implica la elaboración de planos de ordenamiento territorial adecuados, la implementación de sistemas de alerta temprana y la promoción de prácticas de construcción sostenible.
La crisis humanitaria que se vive en Colombia es el resultado de una combinación de factores naturales y sociales. La solución a este problema requiere de una visión de largo plazo y de la implementación de políticas públicas que promuevan la sostenibilidad y la resiliencia. Es hora de dejar de reaccionar a las emergencias y de empezar a prevenirlas.