Millones de filipinos votaron el lunes para elegir un nuevo presidente en una elección que enfrentó al hijo del difunto hombre fuerte de Filipinas contra un abogado liberal de derechos humanos.
Las urnas se abrieron en toda la nación del sudeste asiático a las 6 a.m. del lunes (22:00 GMT del domingo), con un récord de 67 millones de personas registradas para emitir sus votos. No habrá segunda ronda.
“Es una elección histórica, muy memorable, simplemente porque estaríamos eligiendo, al menos en una situación de pandemia, un nuevo presidente y por eso esperamos una alta participación de votantes”, dijo antes de que abrieran las urnas.
Sus expectativas parecen haberse hecho realidad. Menos de dos horas antes del cierre de las urnas a las 19:00 horas (11:00 GMT), los filipinos aún esperaban en largas filas para emitir su voto. Se ha instado a los funcionarios electorales a ampliar el horario de votación, según los medios locales.
Se supone que el conteo de votos comenzará de inmediato, pero informes no confirmados en las redes sociales sugieren que la elección se vio empañada por retrasos y posibles discrepancias.
Según se informa, los colegios electorales de Filipinas no han podido escanear las boletas en papel o han tardado en hacerlo, lo que ha llevado a algunos filipinos a temer que sus votos no se cuenten después de que se les dijo que los dejaran con los funcionarios. Otros alegan que se ha utilizado la compra de votos, la manipulación e incluso la violencia para influir en los votantes.
