En un esfuerzo por combatir la proliferación de especies invasoras y promover la protección ambiental, 146 niños y niñas de entre 8 y 13 años se certificaron como investigadores en el manejo integral de caracoles invasores en el Valle de Aburrá.
Esta iniciativa, liderada por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, involucró a estudiantes de cinco instituciones educativas en un proceso formativo de cuatro meses, donde se les sensibilizó sobre los riesgos asociados a especies como el caracol africano y el caracol de jardín, ambas con presencia en el territorio.
Vestidos con batas de científicos y armados con lupas y binoculares, los pequeños exploradores aprendieron a identificar estas especies, a reconocer su impacto en el medio ambiente y las medidas de precaución necesarias para manejarlas de manera segura. Las actividades incluyeron el uso de réplicas, cuentos y figuras de plastilina como herramientas educativas, fomentando una experiencia lúdica y práctica para fortalecer su conocimiento.
“Estos pequeños investigadores son los guardianes del futuro frente a los riesgos que nos presentan las especies invasoras. Al aprender a identificarlas y manejar su presencia, están contribuyendo de manera activa a la protección de sus comunidades y el entorno que los rodea”, destacó Luz Jeannette Mejía, líder de la unidad de Gestión del Riesgo y Cambio Climático del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Una respuesta integral a un problema creciente
Este proyecto forma parte de las múltiples acciones que el Área Metropolitana ha implementado para controlar la presencia de caracoles invasores. Hasta la fecha, estas medidas han incluido:
• La atención de más de 410 solicitudes ciudadanas relacionadas con estas especies.
• La realización de 71 jornadas de control en puntos críticos del territorio.
• 63 capacitaciones dirigidas a comunidades.
• La sensibilización de cerca de 3.000 personas en el tema.
• La recolección de aproximadamente 1.300 kg de caracoles invasores en lo que va del año.
El programa de formación no solo busca mitigar el impacto ambiental de estas especies, lo sino también crear una cultura de prevención y cuidado ambiental desde temprana edad, consolidando a los niños como actores clave en la preservación del equilibrio ecológico de la región.
Con iniciativas como esta, el Valle de Aburrá sigue apostando por una educación ambiental que combina ciencia, comunidad y acción para enfrentar los desafíos del cambio climático y la biodiversidad.