El Papa Francisco, quien había suspendido sus actividades oficiales los últimos dos días debido a una bronquitis, presidió este domingo la misa del Jubileo de las Fuerzas Armadas en la Plaza de San Pedro, frente a unos 30.000 soldados y policías de varios países, incluidos Italia, Colombia y España.
Aunque el pontífice se vio obligado a delegar la lectura de su homilía al maestro de las celebraciones litúrgicas, Diego Ravelli, debido a problemas de respiración, su mensaje fue claro y contundente. El Papa instó a los presentes a «defender la vida siempre» y expresó su rotundo rechazo a la guerra, pidiendo a los militares que no se dejen contaminar por «el veneno de la propaganda del odio» que fragmenta las sociedades actuales.
Durante la misa, celebrada en un ambiente solemne, el Papa agradeció a los miembros de las fuerzas armadas por su valentía y servicio, reconociendo que, en ocasiones, arriesgan sus vidas por el bienestar de los demás. «Gracias porque, subiendo sobre nuestras barcas en peligro, nos ofrecen su protección y nos alientan a seguir nuestra travesía», les dijo el Papa Francisco, quien también les recordó el verdadero propósito de su labor: «promover la vida, salvar la vida, defender la vida siempre».
Con un llamado a la unidad y la paz, el Papa Francisco alentó a los militares a ser «testigos valientes del amor de Dios Padre» y les pidió que trabajaran juntos para «construir una nueva época de paz, de justicia y de fraternidad». Este mensaje de esperanza y fraternidad se extendió no solo a los presentes, sino a todos los que siguen su mensaje en el mundo entero.
El Jubileo de las Fuerzas Armadas es una de las grandes celebraciones del año en el Vaticano, y este domingo, con la presencia del Papa, reafirmó el compromiso de la Iglesia con la paz y la defensa de los valores humanos fundamentales.
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