Bucaramanga acogerá el 10 y 11 de julio de 2025 la Primera Cumbre Internacional del Agua, un encuentro promovido por la Gobernación de Santander en el que se reunirán expertos de 14 países, junto a representantes de entidades nacionales y regionales.
El evento, que se realizará en el Gran Salón de Neomundo, ha sido anunciado como una apuesta para posicionar a la región como referente en sostenibilidad hídrica, en un momento en que las alertas sobre la gestión del recurso comienzan a escalar en distintas zonas del país.
La organización de la cumbre está a cargo de la Secretaría Ambiental de Santander y cuenta con el respaldo de entidades como la CDMB, Esant, la RAP del Gran Santander, Idesean, Cas Santander, el Acueducto Metropolitano y Empas. El lema, “El Agua Sin Fronteras”, busca poner sobre la mesa temas de cooperación interdepartamental y soluciones compartidas frente a los desafíos comunes que afectan las cuencas y fuentes hídricas del nororiente colombiano.
Uno de los principales anuncios del evento será la firma de un pacto regional entre los departamentos de Santander, Boyacá y Norte de Santander, con el objetivo de establecer compromisos conjuntos en la protección del agua. La iniciativa será suscrita por los gobernadores Juvenal Díaz, Carlos Amaya y William Villamizar, en un intento por articular esfuerzos ante la presión creciente sobre el recurso hídrico, especialmente en regiones con deterioro ambiental o expansión urbana desordenada.
La cumbre contará con la participación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y delegaciones provenientes de países como Chile, México, Estados Unidos, Alemania y Corea del Sur, que presentarán modelos de gestión y casos de éxito en conservación de cuencas, manejo de aguas residuales y abastecimiento en escenarios de escasez.
A pesar del enfoque propositivo del evento, el contexto en el que se realiza abre interrogantes. Mientras se anuncia un espacio de debate y concertación sobre el agua, diversas regiones del país, incluida la propia Santander, enfrentan tensiones por la disponibilidad, calidad y gobernanza del recurso. La situación del páramo de Santurbán, las captaciones irregulares en zonas rurales, y los conflictos entre comunidades y empresas por el uso del agua, siguen sin soluciones estructurales.
El panorama de escasez, pérdida de cobertura vegetal y falta de actualización de los planes de ordenamiento del recurso en muchos municipios del departamento, marca un contraste con el tono optimista del anuncio.
Los organizadores también han destacado la intención de utilizar la cumbre como plataforma para consolidar alianzas técnicas y financieras. La expectativa es que del encuentro surjan hojas de ruta concretas para aplicar tecnologías de monitoreo, planificación interinstitucional y financiamiento de infraestructura orientada a la resiliencia hídrica.
