El 8 de diciembre marca una de las celebraciones más importantes para los fieles católicos: la Fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Esta solemnidad, que honra la creencia de que la Virgen María fue concebida sin pecado original, tiene profundas raíces en la tradición cristiana y fue proclamada como dogma de fe por el Papa Pío IX en 1854, a través de la bula Ineffabilis Deus.
La conmemoración de la Inmaculada Concepción destaca el papel de María como figura central en el cristianismo, preservada del pecado original para ser la madre de Jesucristo. En países de mayoría católica, esta festividad es un día de reflexión, oración y agradecimiento, además de ser una jornada festiva en muchas regiones.
En Colombia, la víspera del 8 de diciembre está marcada por la tradicional Noche de las Velitas, en la que familias y comunidades encienden velas y faroles como símbolo de fe y esperanza. Esta costumbre se ha convertido en una de las manifestaciones culturales más entrañables del país, y es vista como el inicio oficial de las festividades navideñas.
En países como España e Italia, la Inmaculada Concepción también es una fecha de gran relevancia, celebrada con procesiones y actos religiosos. En el caso de España, la Virgen es patrona de la Infantería y de muchas localidades, donde se organizan festividades especiales.
La solemnidad de la Inmaculada Concepción no solo invita a la devoción religiosa, sino que también refuerza valores como la pureza, la fe y la esperanza en tiempos de adversidad. Este 8 de diciembre, las comunidades católicas alrededor del mundo se reúnen para rendir homenaje a María, recordando su especial lugar en la historia de la salvación.
Como parte de esta celebración, se reza con frecuencia la siguiente oración:
“Oh María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra, a ti acudimos con confianza.
Líbranos de todo pecado y guíanos en el camino del bien.
Intercede por nosotros para que vivamos en gracia y con corazones puros.
Amén.”