La Fiscal General de Estados Unidos, Pam Bondi, informó que 1,6 millones de migrantes en situación irregular han abandonado el país de forma voluntaria, en medio de un endurecimiento de las medidas contra la inmigración.
Bondi emitió una orden en la que revoca las políticas de “ciudad santuario” en Washington D.C. y despoja de funciones a la jefa de la Policía Metropolitana, Pamela Smith. En su lugar, designó al director de la DEA, Terry Cole, como “comisionado de policía de emergencia”, con plenas facultades sobre la seguridad en la capital.
El documento, titulado “Restaurando la Seguridad en el Distrito de Columbia”, establece que los agentes de la Policía Metropolitana podrán actuar sin restricciones en interacciones con inmigrantes indocumentados.
La medida se conoció en paralelo con el anuncio del Departamento de Seguridad Nacional, dirigido por Kristi Noem, quien señaló que el número de migrantes que han abandonado el país “de forma voluntaria” responde al fortalecimiento de las políticas migratorias impulsadas por el presidente Donald Trump.
Según Noem, el mensaje enviado desde su oficina fue claro: “no toleraremos más ilegales y deben regresar a casa o habrá consecuencias”.
Frente a las nuevas disposiciones, la ciudad de Washington interpuso una demanda judicial para frenar la toma de control del Departamento de Policía por parte del gobierno federal.
En el documento presentado en la corte, la jefa de la Policía Metropolitana, Pamela Smith, afirmó: “En mis casi tres décadas como agente del orden, nunca he visto una sola acción gubernamental que pudiera suponer una amenaza mayor para la ley y el orden que esta directiva”.