Cuatro personas murieron en un nuevo ataque ejecutado por fuerzas estadounidenses contra una supuesta embarcación dedicada al tráfico de drogas en el océano Pacífico. Con este hecho, ya son quince las embarcaciones destruidas y 62 las personas fallecidas en operaciones similares realizadas por Estados Unidos en aguas internacionales, la mitad de ellas en el Pacífico.
El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, confirmó que los ataques se llevaron a cabo el pasado lunes por orden del presidente Donald Trump, como parte de una ofensiva contra el narcotráfico en el hemisferio occidental. Según el funcionario, las operaciones tuvieron como objetivo cuatro embarcaciones presuntamente cargadas con estupefacientes, de las cuales tres fueron destruidas por completo.
De acuerdo con el reporte, 14 personas perdieron la vida durante las acciones militares, y una más sobrevivió. La Armada de México realiza labores de búsqueda y rescate a unos 600 kilómetros de la ciudad de Acapulco, en la costa del Pacífico, con el propósito de localizar y atender al único sobreviviente.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos informó que los barcos atacados “eran conocidos por su participación en rutas del narcotráfico y transportaban cargamentos de narcóticos con destino al continente americano”. En su comunicado, Hegseth detalló que ocho personas murieron en el primer ataque, cuatro en el segundo y tres en el tercero, mientras que los operativos se desarrollaron bajo la coordinación de las fuerzas navales y aéreas estadounidenses.
Las autoridades mexicanas confirmaron que desplegaron una lancha patrullera y una aeronave para las operaciones de búsqueda, con el objetivo de “salvaguardar la vida humana en el mar”. Hasta el momento, no se ha revelado la identidad del sobreviviente ni su estado de salud, y se desconoce si fue rescatado con vida.
El nuevo ataque ha generado reacciones diplomáticas en la región. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, manifestó su rechazo a las operaciones unilaterales y anunció que instruyó al secretario de Relaciones Exteriores a reunirse con el embajador de Estados Unidos para abordar la situación. “No estamos de acuerdo con estos ataques. Queremos que se respeten todos los tratados internacionales”, afirmó la mandataria.
Los bombardeos han sido objeto de críticas dentro y fuera de Estados Unidos. Legisladores demócratas y republicanos han expresado preocupación por la autoridad presidencial bajo la cual se ordenaron los ataques, mientras expertos en derecho internacional han advertido sobre las posibles implicaciones legales de estas acciones en aguas internacionales.
Desde el inicio de la campaña, al menos 57 personas han muerto en ataques similares, aumentando las tensiones entre Estados Unidos y los gobiernos de México, Colombia y Venezuela. Aunque la mayoría de las operaciones se habían concentrado en el Caribe, el reciente foco en el Pacífico refleja una expansión del operativo militar antidrogas.
