La empresa Dislicores, en alianza con GreenSouls y Blue Restorers, y con el aval de la autoridad ambiental Coralina, anunció un importante avance en su proyecto ambiental Un Arrecife de Vida: la siembra de más de 25.000 fragmentos de coral en San Andrés, utilizando como base vidrio reciclado, principal residuo generado por su operación.
La iniciativa surgió en 2023 como respuesta a dos problemáticas que afectan al archipiélago: el alarmante deterioro de los arrecifes de coral por el aumento de la temperatura de los océanos, enfermedades como la pérdida de tejido, la contaminación y el turismo insostenible; y la falta de infraestructura para el reciclaje de vidrio, que ha llevado a la acumulación de toneladas de este material en la isla.
Gracias a este modelo de biocircularidad, las botellas de vidrio desechadas son transformadas en estructuras conocidas como “galletas”, que sirven como soporte para sembrar los corales. A la fecha, se han reciclado más de 2 toneladas de vidrio y creado más de 10.000 bases para el proceso de restauración, que ya ha permitido sembrar fragmentos de 14 especies diferentes de coral. Las siembras se han realizado en ocho guarderías, bajo la supervisión de biólogos marinos, científicos y la comunidad local.
“Este proyecto es la muestra de que cuando hay voluntad, innovación y colaboración, es posible revertir el daño ambiental. Hoy celebramos estos 25.000 fragmentos sembrados, pero lo más importante es que seguimos sembrando conciencia sobre el cuidado de nuestros océanos”, expresó Luz María González, vicepresidenta de relaciones corporativas y legal de Dislicores y creadora de Un Arrecife de Vida.
El proyecto, que incorpora técnicas avanzadas como la microfragmentación —un método de reproducción asexual que acelera el crecimiento de los corales—, busca conservar más de 160.000 metros cuadrados de arrecife y restaurar activamente más de 2.700 metros cuadrados, posicionándose como uno de los programas de restauración más relevantes del Caribe Sur.
Para este año, Un Arrecife de Vida iniciará la fase de trasplante de corales desde las guarderías hacia el arrecife natural, lo que implicará un detallado análisis de los sitios receptores y el acondicionamiento de los hábitats para asegurar la supervivencia de los fragmentos sembrados. El proyecto planea sembrar otros 20.000 fragmentos en los próximos 12 meses, ampliar la recolección de vidrio y fortalecer los programas de educación ambiental en la isla y en el resto del país, promoviendo la conciencia sobre el valor de los arrecifes y la necesidad de reducir el impacto humano sobre los ecosistemas marinos.