Con el acelerado acercamiento a las próximas elecciones presidenciales, el tiempo del actual mandatario Gustavo Petro en el poder se reduce de manera significativa.
Por ahora, al jefe de Estado le restan solo nueve meses en el cargo. Desde la oposición, figuras como el representante a la Cámara, Juan Espinal han empezado a contabilizar los días que le quedan a este presidente de izquierda en el puesto.
Esto, debido a que, como es previsible, desde ese sector político crítico con el actual gobierno se ha insistido en que la administración ha sido “mala”. Además, durante los tres años del denominado Gobierno del Cambio, se han desatado varios escándalos que han terminado por pasarle factura al presidente.
Entre los casos más recordados, cuestionados y criticados, se encuentra el escándalo de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), donde se habría tejido una red de corrupción liderada por el exdirector Olmedo López y su subalterno Sneyder Pinilla, en la que se denunciaron sobrecostos en carrotanques y millonarios sobornos a congresistas.
Un segundo gran escándalo está relacionado con el juicio que enfrenta el hijo del mandatario, Nicolás Petro Burgos, por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito. Según la Fiscalía, el hijo mayor del presidente habría recibido dinero de narcotraficantes como Samuel Santander Lopesierra y “El Turco” Hilsaca para financiar la campaña presidencial de su padre.
En tercer lugar, están los audios filtrados en 2023 en los que aparece hablando Armando Benedetti, entonces embajador en Venezuela, donde aseguró haber conseguido “15.000 millones” para la campaña de Petro.
Posteriormente, se quejó del trato recibido tras haber contribuido a la victoria electoral del presidente, dejando entrever posibles irregularidades financieras. Aunque en su momento fue separado del Gobierno, hoy ocupa el cargo de ministro del Interior.
En cuarto lugar, figuran los problemas del mandatario por cuenta de una de sus colaboradoras más cercanas: Laura Sarabia, involucrada en el escándalo por el uso del polígrafo a su niñera, Marelbys Meza, tras la pérdida de dinero en su residencia.
El caso incluyó presunto abuso de poder, interceptaciones ilegales y la muerte del coronel Óscar Dávila, jefe de seguridad de la Presidencia. Tal como ocurrió con Benedetti, Sarabia fue retirada del Gobierno, pero tiempo después regresó al círculo más próximo del presidente.
Estos son solo algunos de los episodios más recordados por la opinión pública. También se destaca la constante confrontación del presidente Petro con los medios de comunicación, en la que incluso calificó a periodistas como “muñecas de la mafia”, además de su estilo de gobernar a través de la red social X.
Sin embargo, pese a todo lo anterior, el pasado 11 de junio, desde Cali, el presidente Gustavo Petro pidió al pueblo reelegir en 2026 un programa social progresista en caso de que las reformas impulsadas por su Gobierno no prosperen en el Congreso de la República.
“El Presidente de Colombia no ha hecho más que cumplir lo que se presentó al pueblo como programa: reformar el sistema pensional y de salud para hacerlo universal, transformar el sistema laboral para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, construir justicia social y destinar el dinero público a la educación pública y a la juventud colombiana”, expresó el mandatario.
Cabe señalar que, hasta la fecha, desde el Pacto Histórico, movimiento político al que pertenece el Presidente, se eligió como candidato de la continuidad al senador del Polo Democrático, Iván Cepeda





