Al hablar de los sueños, Jhon Alejandro Álvarez, conocido como Tommy Penagos, menciona con fe que cuando uno trabaja, cuando uno lucha, y se dedica a buscar lo que sueña, la vida misma es la encargada de mostrar los caminos.
Luego, expresa que además de soñar, es necesario trabajar para cumplir los propósitos, diciendo que aunque muchas personas sueñan, quieren obtener sus propósitos mientras están en sus camas, o mientras descansan “esperando que las cosas lleguen”.
Tommy es de un pueblo de Antioquia, de Ciudad Bolívar y aunque hace años no vive en Colombia, pues actualmente reside en Europa, es imposible no recordar la tradición antioqueña por medio de su marcado acento. Durante años fue un joven ciclista, incluso a la pasión por el deporte le atribuye en gran parte su actual vida.
Ya que recuerda que en medio de la precariedad que muchos jóvenes y niños viven en los pueblos del país, y siendo el quinto de cinco hermanos, conoció la bicicleta. En un inicio y ante la incapacidad económica de su familia de brindársela, lo que hizo Tommy fue empezar a alquilarla.
En medio de sus recorridos en bici decía sentir el placer de la libertad, y se posaba sobre su pensamiento esa idea de que peldaño a peldaño podía llegar a algo “grande”.
“Luego entré a un club de ciclismo que había en mi pueblo y empiezo a competir, a entrenar, todo el tiempo me la pasaba, era o entrenando o en pueblos compitiendo”, recuerda.
Siendo tan joven, y centrándose por completo en el ciclismo, Tommy asegura que fue el deporte el que lo alejo de las dificultades de carácter social y vinculadas al conflicto armado que vivieron otros compañeros de su edad, puesto que narra, quienes fueron con él a la escuela en el pueblo, hoy simplemente “ya no están”, puesto que algunos fueron asesinados debido al conflicto armado colombiano y otros están cumpliendo condenas en la cárcel.
Siguiendo con disciplina la carrera del deporte, Tommy Penagos logró llegar a Medellín, pero como suele ocurrir para las personas que son de pueblo y llegan a esta ciudad, este cambio no fue nada fácil.
Penagos, menciona que incluso los primeros días no tenía un techo ni dónde quedarse, y pagaba por noches en hoteles, pero que algunos amigos que hizo gracias al ciclismo le permitieron quedarse en sus casas por unos días, y que estando de casa en casa, encontró una familia en Medellín que lo acogió como a un hijo más.
“Es que mira, al superar esa niñez por la que pasé, me di cuenta de que los sueños los limitamos nosotros, de que los sueños no tienen límites porque, o sea, yo era ese niño que prácticamente no tenía un techo, nuestra prioridad en familia era el pan de cada día”, reflexiona.
En Medellín, Jhon Alejandro Álvarez, conoció a Julián Arredondo, que también es oriundo de Ciudad Bolívar, y tuvo un papel fundamental en la carrera de este ciclista. Ambos pertenecieron al mismo club en algún momento, y un día Arredondo le pidió al entrenador del club que seleccionara a un corredor para hacerle un seguimiento, tanto en el aspecto económico como en el deportivo.
Por ese entonces, el club habló muy bien de él, y a partir de ese momento, Julián comenzó a apoyarlo de manera constante, asegurándole que cuando empezara a ganar carreras lo ayudaría a dar el salto a Europa.
Gracias a ese apoyo, sus consejos y la motivación que recibía de Arredondo, Tommy comenzó a obtener victorias en competencias locales. Una vez que acumuló algunos triunfos, Julián recomendó su nombre a su manager en Italia, lo que finalmente permitió su traslado de Colombia a Europa.
En Europa, compitió profesionalmente en ciclismo durante más de diez años, construyéndose una vida y formando lo que él llama su “familia” en el continente, donde actualmente vive. Con el tiempo, decidió retirarse del ciclismo profesional, pues sentía que ya no lo disfrutaba ni experimentaba la misma pasión por el deporte.
Al terminar este ciclo, que como se ha mencionado, marcó de gran forma su trayectoria personal, Tommy empezó a pensar qué venía para él, tras hacerse esta pregunta tan existencial, inició una nueva formación en Milán, en una academia de actuación y moda, es transitando por este camino, que se le presenta la oportunidad de hacer parte del Fashion Week en París, desfilando para la casa de moda Souza en su exclusiva colección Origin SS26, su participación tuvo gran éxito, incluso fue uno de los rostros destacados.
Al preguntarle sobre lo que sintió ese día, Tommy expresa que a veces muchas de las cosas que nos pasan en la vida, nos cogen al imprevisto, “no me sentía preparado aún para algo como esto. A mí me llaman dos, tres días antes, preguntándome que si lo quería hacer”, afirma, para luego decir que obviamente dijo que sí, y añadir que cuando salió a pasarela y vio todos esos ojos sobre él, lo que experimentó fue el vivir un sueño, “fue una cosa increíble, yo estaba en shock”.
Finalmente, y al preguntarle qué consejo le daría a un niño de Ciudad Bolívar que lo pueda ver como alguien lejano o inalcanzable, Tommy Penagos responde con la misma motivación y mensaje: los sueños no tienen límites; los límites los ponemos nosotros mismos.
Mientras recalca que para alcanzar lo que se anhela, es necesario trabajar, esforzarse y dedicarse de lleno a perseguir los sueños, pues, no basta con esperar a que las oportunidades lleguen por sí solas.
Por último, recuerda que él mismo tocó unas 300 puertas antes de que se le abriera una, y que la oportunidad de estar en pasarela llegó porque la vida reconoció su esfuerzo y su determinación por sobresalir, pues las oportunidades, asevera, llegan como resultado de una búsqueda activa.





