El aumento en el uso de motocicletas como medio de transporte en Colombia ha sido notorio durante los últimos años, impulsado por su agilidad, economía y facilidad de desplazamiento. Sin embargo, esta tendencia también ha traído consigo un incremento en la siniestralidad vial, lo que convierte la conducción responsable en una necesidad urgente y compartida.
Las estadísticas muestran que los motociclistas representan una proporción significativa de las víctimas fatales y lesionadas en accidentes de tránsito. Entre las causas más frecuentes se encuentran la imprudencia, el exceso de velocidad, la falta de experiencia, el irrespeto a las normas de tránsito y la escasa visibilidad que enfrentan en las vías.
Frente a este panorama, los expertos en seguridad vial coinciden en que la prevención debe basarse en acciones concretas como la Formación continua. La licencia de conducción no debe ser el punto final del aprendizaje. Cursos de manejo defensivo, capacitaciones en seguridad vial y actualización permanente son claves para enfrentar de forma adecuada los desafíos del tránsito moderno.
También es importante la Protección personal obligatoria que se refiere al uso correcto de casco certificado, guantes, chaquetas con protecciones y calzado adecuado no puede ser negociable. Estos elementos marcan la diferencia entre una lesión grave y una posibilidad de sobrevivir en un accidente.
Los motociclistas deben priorizar el Mantenimiento periódico, pues una motocicleta en buen estado técnico ofrece mayor seguridad. Revisar frenos, luces, llantas y espejos regularmente ayuda a prevenir fallos mecánicos en situaciones críticas.
La Conducción preventiva y respetuosa debe ser primordial, como respetar límites de velocidad, mantener distancia prudente, usar direccionales y evitar maniobras temerarias son prácticas que deben convertirse en hábito. En la misma línea, se deben incrementar los esfuerzos para generar mayor visibilidad y así, usar ropa reflectiva, circular con las luces encendidas y evitar puntos ciegos mejora la percepción del motociclista en la vía y reduce riesgos de colisión.
No se debe olvidar la Corresponsabilidad en la vía, esto es entender que los demás actores del tránsito —automovilistas, peatones y transportadores— deben asumir su parte. Acciones tan simples como mirar dos veces antes de girar o no invadir el carril exclusivo para motos pueden evitar tragedias.
La seguridad vial no depende solo del motociclista. Es una tarea conjunta entre autoridades, educadores, medios de comunicación y ciudadanos. La transformación de nuestras vías en entornos seguros solo será posible con una actitud de respeto, conciencia y responsabilidad compartida
