Karol Zapata Acosta es ingeniera biológica, magíster en alimentos, doctora en biotecnología y gracias a su trabajo titulado Bio-complejos de cannabis de liberación dirigida e incorporación en bebidas funcionales, recibió el Premio Regional “Para las Mujeres en la Ciencia” para Centroamérica y la Región Andina 2024.
La investigación de esta científica antioqueña está enfocada en desarrollar nanocompuestos a partir de cannabis con un enfoque innovador y sostenible. Su investigación no solo busca avances tecnológicos, sino también la transferencia de conocimiento a comunidades de Zonas Más Afectadas por el Conflicto Armado en Colombia (ZOMAC). Este trabajo promueve la sustitución de cultivos ilícitos y fomenta el cierre de brechas de género al incluir a mujeres en procesos de investigación científica de alto impacto.
Karol Zapata cuenta con 31 publicaciones científicas, una patente en proceso, 20 ponencias en eventos académicos, dos estancias de investigación internacionales y ocho años de experiencia docente. Ahora, suma a su extensa trayectoria el premio entregado por L’Oréal Groupe y la Unesco.
Según cifras de las Naciones Unidas (ONU), solo el 33% de los investigadores en el mundo son mujeres, por eso, para Zapata, este premio se convierte en un estímulo para que las nuevas generaciones visualicen un futuro en la ciencia.
¿En qué está inspirada tu investigación?
«La idea surge porque es una de mis líneas de investigación entonces fue una motivación inicialmente científica por las líneas de trabajo que tengo, pero luego incluyó un componente social y era considerar cómo estas comunidades que, en la actualidad, tienen esa historia de cultivos ilícitos pueden encontrar en este tipo de propuestas estrategias alternativas o propuestas para la transición de sus cultivos ilícitos hacia cultivos de valor. Creo que la ciencia tiene que estar siempre muy ligada a la necesidad del consumidor, pero también a la historia de las comunidades y el entorno que nos rodea».
¿Qué repercusión tiene esta investigación en Colombia?
«Ya tenemos algunas conversaciones de poder llevar el producto a gran escala a producción en lotes que irían al consumidor final. En ese momento, cuando podamos escalar el producto hasta el producto final, podremos involucrar directamente a la comunidad para que sean los proveedores exclusivos. En la actualidad tenemos una base de datos con estos cultivadores y nos vamos a acercar inicialmente a ellos, pero lo que seguiría para este proyecto es poder trabajar a escala o a un nivel de modelo tecnológico en los que se involucren todos los actores investigativos y en los que ya se lleve el producto a un ambiente de consumo o a un ambiente relevante».
¿En algún momento has tenido sesgo o rechazo por tratarse de una investigación sobre cannabis?
«Personalmente, no lo he sentido, de hecho ha tenido muy buena acogida porque como sociedad todos entendemos el rol que ha tenido esta planta en la historia de nuestro país. Entonces yo creo que también como sociedad hemos sentido en la actualidad la necesidad de transformar hacia productos de valor. Lo que sí es que creo que también hay ciertos actores de la sociedad que simpatizan con relación a los profesionales que trabajan con cannabis. Lo menciono porque hay comentarios que a veces parecieran ser graciosos y no lo son en relación con los profesionales que trabajan con cannabis. Entonces creo que como yo te decía hay que dar un paso adicional en el relacionamiento con esta planta, pero con relación al entorno público, digamos universidad y Estado, ha habido una gran aceptación en relación con la investigación con el cannabis tanto como para que la propuesta salga merecedora del premio, que además es un premio con sentido social».
¿Cómo influye este premio a título personal y en el papel de la mujer en la ciencia?
«Realmente fue maravilloso recibir la noticia que resultaba ganadora por Colombia, fueron más de 200 mujeres quienes aplicaron a este reconocimiento. Yo creo que estos reconocimientos visibilizan la importancia de la mujer en todos los roles de la sociedad, pero especialmente en el rol científico. Las mujeres desde nuestra naturaleza tenemos una visión diferente sobre la ciencia, no es una discusión de género, es más bien entender que las mujeres históricamente hemos visto el entorno de otra manera y podemos hacer propuestas de otro tipo. Asimismo, podemos ejecutar el método científico con otro enfoque porque está en nuestra naturaleza ver las cosas de otra manera. Entonces este premio reconoce un trabajo que estamos haciendo las mujeres en investigación y es fuente de inspiración para niñas y jóvenes a seguir esto como un camino de vida».
¿Este premio sirve como inspiración para las nuevas generaciones?
«Este reconocimiento premia el esfuerzo que hacemos las mujeres por vencer todos estos paradigmas que no nos permiten llegar a puestos de liderazgo y también inspirar a niñas y jóvenes para reconocer nuestro valor propio y saber que podemos desempeñarnos con calidad en todos los ámbitos que vemos. Yo creo que estos premios permiten visibilizar esos modelos e invitar a esos niños a elegir el camino de la ciencia como un proyecto de vida y como un camino que surge fruto».