La Administración Estatal de Regulación del Mercado de China suspendió temporalmente la venta de dos puertos estratégicos ubicados en la zona del Canal de Panamá al consorcio estadounidense liderado por BlackRock. La decisión forma parte de una evaluación más amplia sobre el impacto que podría tener la transacción en la competencia internacional, dado que el acuerdo incluye la adquisición de 43 puertos en 23 países actualmente operados por la firma hongkonesa CK Hutchison.
El anuncio se produce justo cuando el cierre de la operación estaba previsto para la próxima semana. Las autoridades chinas están examinando si esta compra podría consolidar un nivel de control excesivo sobre rutas comerciales globales por parte de una sola firma con capital mayoritariamente estadounidense, aunque observadores y analistas interpretan la decisión como una represalia a las medidas arancelarias de Trump contra China.
Canal de Panamá, punto neurálgico del comercio mundial
El Canal de Panamá es una infraestructura crítica para la economía global. A través de esta vía marítima transita cerca del 4% del comercio marítimo mundial y más del 40% del tráfico de contenedores de Estados Unidos. Solo en el año 2024, el canal generó ingresos por aproximadamente 5.000 millones de dólares y representa casi una cuarta parte (23,6%) del ingreso nacional panameño.
Aunque desde 1999 el canal está bajo administración exclusiva del Estado panameño, su operación sigue siendo motivo de tensiones políticas y geopolíticas. En declaraciones recientes, el expresidente Donald Trump insistió en que China tiene control sobre el canal, y fue más allá al sugerir que Estados Unidos debería recuperar el dominio de esta vía. Incluso, propuso que los buques estadounidenses no paguen pesos por su uso.
Contexto de creciente rivalidad comercial
La decisión de Pekín no se entiende de manera aislada. Se da en un contexto de creciente fricción comercial entre China y Estados Unidos, agravado por la reciente imposición de aranceles que podrán elevar los precios en un 104% si se cumplen las amenazas de Trump, con procentajes superiores 50% acumulado a diversos productos chinos hasta el momento por parte del gobierno norteamericano. En respuesta, el Gobierno chino ha comenzado a aplicar medidas similares, intensificando un enfrentamiento que ya tiene implicaciones en sectores clave como la tecnología, la energía y ahora, las rutas estratégicas del comercio internacional.
En este escenario, la suspensión del acuerdo portuario puede ser vista no solo como una decisión técnica de regulación, sino también como un mensaje político en medio del pulso entre las dos mayores economías del mundo. Para América Latina, particularmente para Panamá, la evolución de este caso podría significar un reordenamiento de las dinámicas comerciales y una mayor presión sobre su rol estratégico en el continente.