Con más del 60% de los votos, la independiente de izquierda Catherine Connolly se convierte en la décima presidenta de Irlanda.
Su estilo directo, su crítica a la militarización europea y su defensa de causas sociales la posicionan como una figura disruptiva en un cargo tradicionalmente ceremonial.
Catherine Connolly, diputada independiente y referente de la izquierda irlandesa, fue elegida presidenta de la República de Irlanda tras imponerse con un 64,1% de los votos sobre la candidata del partido gobernante Fine Gael, Heather Humphreys. La elección, marcada por una baja participación (45,2%) y una alta proporción de votos nulos (13,2%), refleja el descontento popular con el bipartidismo centroderechista que ha dominado la política irlandesa durante décadas.
Connolly, de 68 años, se convierte en la tercera mujer en asumir la jefatura del Estado desde la creación del cargo en 1937. Aunque la presidencia irlandesa es principalmente protocolaria, su antecesor Michael D. Higgins demostró que el rol puede tener peso político y simbólico, algo que Connolly promete continuar.
Nacida en Galway en 1957, en una familia trabajadora de 14 hermanos, Connolly estudió psicología clínica en la Universidad de Leeds y luego derecho en la Universidad de Galway. Ejerció como abogada antes de entrar en política local en 1999 como concejala del Partido Laborista, del cual se retiró en 2006 por desacuerdos internos.
Fue elegida diputada independiente en 2016 y se convirtió en la primera mujer en ocupar el cargo de Leas Ceann Comhairle (vicepresidenta del Parlamento) en 2020. Su trayectoria ha estado marcada por una defensa firme de los derechos sociales, la lengua irlandesa y la transparencia institucional.
Connolly ha generado controversia por sus críticas a la OTAN, la Unión Europea y Estados Unidos. Ha denunciado que el “dinero estadounidense ha financiado el genocidio en Gaza” y ha descrito a Hamás como “parte del tejido social” de Palestina. También ha comparado el aumento del gasto militar en Alemania con la situación previa a la Segunda Guerra Mundial.
Estas posturas han sido celebradas por sectores progresistas y jóvenes, pero han generado preocupación en círculos diplomáticos y conservadores, que temen que Connolly provoque crisis constitucionales o tensiones internacionales.
Connolly ha sido comparada con figuras como Bernie Sanders y Jeremy Corbyn por su estilo directo y su capacidad para conectar con los jóvenes a través de redes sociales. Su campaña se centró en temas como la crisis de vivienda, el costo de vida y la falta de alternativas políticas, lo que le permitió captar el voto de una ciudadanía cansada del statu quo.
Con el respaldo de partidos como Sinn Féin, los Socialdemócratas y los Verdes, Connolly promete una presidencia que, aunque limitada en poderes, será activa en la defensa de los derechos humanos, la justicia social y la soberanía nacional.








