En una decisión que sigue generando indignación, Osiris Narayhana Cruzado, responsable de la muerte de un vigilante tras un accidente vehicular en el centro de Medellín en el 2022, fue condenada a siete años y seis meses de prisión. Sin embargo, cumplirá la pena bajo la modalidad de prisión domiciliaria, lo que ha despertado un fuerte debate en redes sociales y entre los familiares de la víctima.
La tragedia
El fatídico incidente ocurrió el 26 de febrero de 2022, cuando Cruzado, al volante de un lujoso BMW y bajo los efectos del alcohol, protagonizó un violento choque múltiple. Entre las víctimas estuvo Elkin David Correa, un vigilante de 40 años que se movilizaba en moto y perdió la vida en el lugar.
El video del accidente se volvió viral, evidenciando el caos y la tragedia que se vivió esa mañana. Según testigos, tras el siniestro, Cruzado intentó darse a la fuga junto con otras personas que iban en el vehículo, pero fue interceptada y capturada por las autoridades.
Un fallo controvertido
Después de casi tres años de investigaciones, un juez de Medellín declaró a Cruzado culpable de homicidio culposo agravado. La sentencia incluyó, además, una multa de 104 salarios mínimos legales vigentes y la prohibición de conducir vehículos por el tiempo de la condena.
Sin embargo, el beneficio de casa por cárcel otorgado a la procesada ha generado rechazo público, especialmente por parte de la familia de Correa, quienes consideraban que la gravedad del hecho ameritaba una pena más severa. Tanto la Fiscalía como los abogados de las víctimas apelaron la decisión, buscando una revisión del fallo en la Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín.
La vida truncada de una víctima
Elkin David Correa era un hombre conocido por su amor al fútbol y su familia. Según declaraciones de su esposa en su momento a medios de comunicación, el vigilante era un ferviente hincha del Independiente Medellín, padre de un hijo y dueño de ocho mascotas, con quienes compartía gran parte de su tiempo libre.
La familia recordó que Elkin tenía planes de vacaciones y que estaba entusiasmado por un viaje que había planeado a San Bernardo del Viento. Estos sueños quedaron truncados por la imprudencia de una conductora que decidió ponerse al volante en estado de embriaguez.
Clamor por justicia
El caso de Cruzado no es solo un recordatorio de las consecuencias devastadoras de conducir bajo los efectos del alcohol, sino también de las falencias en la aplicación de justicia en el país. Aunque inicialmente quedó en libertad tras pagar una multa, la presión social y el esfuerzo de los familiares de la víctima lograron su recaptura semanas después del accidente.
Hoy, mientras la familia de Correa sigue lidiando con el vacío dejado por su pérdida, el fallo judicial continúa siendo motivo de discusión. La sociedad exige no solo castigos más ejemplares para casos similares, sino también una mayor conciencia frente al consumo de alcohol y la responsabilidad al conducir.