La Cámara Ambiental del Plástico celebra el respaldo de la Procuraduría General de la Nación en su lucha para eliminar el impuesto a los plásticos de un solo uso. Según el gremio, los artículos de la reforma tributaria que gravaron estos productos son inconstitucionales y fueron mal redactados, descubriendo confusión y vulnerando principios clave de certeza tributaria.
La Cámara solicita respetuosamente a la Corte Constitucional que escuche sus argumentos y declare inconstitucional el impuesto, ya que su aplicación podría afectar negativamente la estabilidad laboral de aproximadamente 250,000 empleos. Además, adviertan que el gravamen tendrá un efecto acumulativo en el costo de los empaques, suprimido la canasta familiar.
El sector plástico en Colombia juega un papel significativo en la economía, contribuyendo con más de 1 billón de pesos en impuestos anuales, exportaciones por más de 4.5 billones de pesos y ventas superiores a 19 billones de pesos. Además, destaca su contribución a la economía circular, recuperando y aprovechando más de 300.000 toneladas de plásticos anuales, beneficiando directamente a más de 70.000 familias recicladas.
La Cámara Ambiental del Plástico representa a más de 6,000 empresas en todo el país, incluyendo proveedores de materias primas, transformadores, fabricantes y distribuidores de productos plásticos, que en conjunto genera más de 250,000 empleos directos y sustentan el sustento de aproximadamente 1.5 millones de colombianos .
El gremio hace un llamado a no satanizar el plástico, enfatizando que es un aliado esencial en diversos sectores de la economía nacional. Destacan la versatilidad de los plásticos, que pueden ser reciclados y reutilizados en una variedad de productos, desde textiles hasta materiales de construcción, mostrando su contribución positiva en múltiples industrias como la agricultura, la salud, los envases y embalajes, entre otros.
La Cámara del Plástico sostiene que culpar al material plástico de los problemas ambientales es erróneo, y que la responsabilidad recae en el comportamiento humano y la falta de conciencia ambiental. Por tanto, abogan por una cultura de uso responsable y una gestión adecuada de los residuos plásticos, en lugar de prohibiciones que, según ellos, carecen de fundamentos sólidos.
