Una situación inaceptable empañó la antesala del esperado clásico entre Atlético Nacional y Millonarios en el Estadio Atanasio Girardot. El bus que transportaba al equipo embajador fue agredido a su llegada al escenario deportivo, en un hecho que, aunque no dejó heridos, ha generado un repudio generalizado.
El incidente ocurrió cuando el vehículo se aproximaba al Atanasio Girardot, momento en el que individuos lanzaron objetos contra el bus, rompiendo uno de los vidrios. Afortunadamente, y a pesar de la gravedad del ataque, ningún integrante del plantel, cuerpo técnico o personal de Millonarios resultó lesionado.
Este tipo de actos violentos son una mancha para el fútbol y para la ciudad de Medellín, que se caracteriza por su pasión por el deporte. La rivalidad en el campo de juego debe quedarse allí, sin trascender a agresiones que ponen en riesgo la integridad de las personas y deterioran el ambiente de sana competencia.
A pesar del incidente, el partido entre Atlético Nacional y Millonarios se lleva a cabo como estaba programado, pero con la sombra de esta agresión que nos recuerda la necesidad de trabajar por un fútbol en paz.
