El departamento de Boyacá atraviesa una emergencia invernal que ha llevado a declarar la calamidad pública en todo el territorio.
Según la Gobernación y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), 36 municipios están en alerta roja por deslizamientos, inundaciones y daños a infraestructura.
El gobernador Carlos Amaya anunció esta medida con el objetivo de agilizar recursos y coordinar acciones para atender a las poblaciones afectadas.
Uno de los sectores más golpeados es el municipio de Santa María, donde un deslizamiento de gran magnitud bloqueó el cauce del río Lengupá, afectando al menos 200 hectáreas. Este evento natural obligó a evacuar a 45 familias y provocó daños totales o parciales en ocho viviendas. Equipos de emergencia han tenido dificultades para llegar al lugar, debido a la persistencia de las lluvias y las condiciones del terreno.
Las afectaciones viales también generan preocupación. Vías estratégicas como la Transversal del Sisga, el corredor Garagoa–Tibaná y la carretera del Cusiana presentan deslizamientos y flujos de lodo que han obligado a cierres intermitentes. Estas interrupciones complican el transporte de ayuda humanitaria, maquinaria y personal técnico necesario para las labores de atención.
De acuerdo con la Gobernación, se requerirán más de 80.000 millones de pesos para la rehabilitación de vías, puentes y atención a familias damnificadas. Mientras tanto, el Ideam ha advertido que las lluvias continuarán en los próximos días, por lo que las autoridades mantienen activas las alertas tempranas y recomiendan a la población evitar desplazamientos por zonas de riesgo y seguir las instrucciones de los organismos de socorro.
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