Los resultados de las elecciones presidenciales en Bolivia dejaron como desenlace una segunda vuelta entre dos candidatos de derecha, lo que marca un giro político tras casi 20 años de gobiernos de izquierda encabezados inicialmente por Evo Morales. La definición tendrá lugar el próximo 19 de octubre y enfrentará al senador Rodrigo Paz, quien dio la sorpresa al imponerse en la primera vuelta, contra el expresidente Jorge Quiroga.
Un país en crisis económica
Los comicios se desarrollaron en medio de la peor crisis económica que atraviesa Bolivia en las últimas décadas. La escasez de dólares, de combustibles y de algunos productos básicos golpea con fuerza a la población. Según cifras oficiales, la inflación interanual alcanza el 25 %, el nivel más alto en 17 años.
El descontento ciudadano se agravó durante el mandato de Luis Arce. Bajo su administración, el país, que llegó a ser un productor de gas con abundantes divisas y con importantes reservas de litio por explotar, vio prácticamente agotadas sus reservas internacionales. La causa principal fue el elevado gasto en subsidios a los combustibles que beneficia a los 11,3 millones de habitantes del país, pero que comprometió la sostenibilidad fiscal.
Promesas de cambio en la recta final
La crisis ha favorecido el discurso de quienes prometen un viraje en el modelo económico. Tanto Paz como Quiroga coinciden en señalar que es necesario modificar la política de subsidios y buscar alternativas que permitan reactivar la producción energética y la explotación responsable del litio, uno de los recursos estratégicos del país.
Los dos candidatos representan a sectores de derecha con propuestas distintas en matices, pero con el denominador común de distanciarse del legado de Morales y de Arce. El hecho de que ambas opciones pertenezcan a la misma corriente ideológica refleja un fuerte desencanto social con la izquierda boliviana, que perdió apoyo tras años de desgaste y denuncias de mala administración.
La sombra de Evo Morales
Evo Morales, primer presidente indígena de Bolivia y figura central de la política del país desde 2006, intentó regresar al poder en estas elecciones. Sin embargo, un fallo judicial le cerró la posibilidad, al reafirmar que no puede haber más de una reelección presidencial.
Aun así, Morales sigue siendo un actor relevante, y su exclusión ha sido interpretada por sus seguidores como un golpe al proyecto político que lideró durante más de una década. La segunda vuelta será, entonces, no solo la disputa entre Paz y Quiroga, sino también un referendo implícito sobre el futuro de la izquierda en Bolivia.