Tras el fuerte terremoto de magnitud 6,3 que sacudió la ciudad de Mazar-e Sharif, en el norte de Afganistán, se conoció que el epsodio telúrico dejó hasta el momento cerca de 20 personas fallecidas y más de 500 heridas, según el balance preliminar ofrecido por las autoridades.
El epicentro del movimiento telúrico se registró en la provincia de Balj, a unos 22 kilómetros de la localidad de Julm, con una profundidad de 28 kilómetros, de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), en la madrugada del lunes 3 de noviembre.
Las autoridades locales informaron que el sismo afectó especialmente las provincias de Balj y Samangán, donde se reportaron daños en viviendas, interrupciones en el suministro eléctrico y afectaciones a edificaciones históricas. Entre ellas, la Mezquita Azul de Mazar-e Sharif, considerada uno de los sitios religiosos más importantes del país, que sufrió deterioros en parte de su estructura.
El portavoz del Ministerio de Salud afgano, Sharfat Zaman, señaló que los hospitales de la región fueron puestos en alerta y los equipos de emergencia se desplazaron a las zonas más afectadas. Advirtió que el número de víctimas podría aumentar a medida que los rescatistas lleguen a las aldeas más apartadas. “Nuestros equipos de rescate y salud ya han llegado a la zona, y todos los hospitales cercanos han sido puestos en alerta”, indicó el funcionario.
Por su parte, la Media Luna Roja de Afganistán confirmó que sus brigadas de asistencia humanitaria trabajan en la atención de los heridos y en la evaluación de los daños materiales. El organismo agregó que el balance de víctimas se mantiene en actualización debido a la dificultad de acceso en algunos distritos.
El portavoz talibán y viceministro de Información, Zabehulá Muyahid, afirmó que el gobierno ha desplegado militares para apoyar las labores de búsqueda y rescate, y aseguró que las autoridades están “totalmente implicadas en las zonas afectadas para garantizar que la ayuda llegue a quienes la necesitan”.
El país, situado en una zona de alta actividad sísmica por la colisión de las placas tectónicas india y euroasiática, ha experimentado varios terremotos de magnitud similar en los últimos años. En agosto pasado, un sismo en el este afgano dejó más de mil fallecidos, mientras que en 2023 otro en la región de Herat causó más de 1.500 muertes y destruyó miles de viviendas.
El reciente terremoto agrava la situación humanitaria que atraviesa Afganistán, donde la falta de recursos, la escasez de ayuda internacional y las dificultades de comunicación complican la respuesta ante desastres naturales. La Autoridad Nacional de Gestión de Desastres informó que mantiene coordinación con los gobernadores provinciales para el envío de equipos de rescate y asistencia a las comunidades más afectadas.
Trabajadores humanitarios y voluntarios locales confirman que aún no se ha proporcionado asistencia a gran escala ni organizada. Muchas familias continúan viviendo en condiciones precarias o en casas de familiares, mientras bajan las temperaturas y se avecinan las lluvias.
La comunidad internacional envió desde este lunes ayuda humanitaria al norte de Afganistán, donde organismos como de las Naciones Unidas como OCHA y la Organización Mundial de la Salud (OMS), y Médicos Sin Fronteras (MSF) desplegaron equipos para evaluar los daños y coordinar la entrega de asistencia.
Hasta el momento, se continúan registrando réplicas y movimientos secundarios en el norte del país, percibidos incluso en Kabul, según reportes locales.





