El testimonio entregado por Katerine Martínez, alias Gabriela, quien fue participante directa en el atentado en el parque El Golfito contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe, ha develado importantes datos para la investigación del acto criminal.
Martínez, una joven de 19 años que trabajaba como modelo webcam, ha sido considerada por las autoridades una testigo clave que ha aportado datos muy valiosos, ha entregado información de como se elaboró el plan diseñado por Élder José Arteaga Hernández, alias el Costeño.
Según la joven había sido contactada en un bar del centro de Bogotá, donde Arteaga le había confesado que era un sicario y le había propuesto que trabajará como la como mensajera, precisamente ella fue la que llevó el arma hasta el sitio de atentado.
En relación con el plan para atentar contra el precandidato, el testigo afirmó que le preguntaron si conocía a un menor de no más de 15 años que pudiera ejecutar el crimen, preferiblemente alguien sin padres, debido a que se trataba de una operación suicida. Según le explicaron, lo más probable era que el atacante muriera en el mismo lugar de los hechos. A cambio, le ofrecieron entre $100.000.000 y $150.000.000 millones de pesos por reclutar al menor, y señalaron que por toda la operación se estaban ofreciendo hasta $700.000.000 millones de pesos.
Confirmó también que el Costeño le había contado que el arma venía del extranjero, que había costado como $15.000.000 o $20.000.000 millones y que era un «juguetote».
Respecto al día del atentado, el testigo afirmó que Arteaga fue quien entregó el arma al menor y le indicó que había sido modificada para disparar en ráfaga. Le advirtió que no la tocara innecesariamente, ya que no tenía seguro. Además, le dio instrucciones precisas: debía efectuar varios disparos, todos dirigidos a la cabeza.
También relató cómo el menor fue engañado por Arteaga, quien le aseguró que contaba con el respaldo de la Policía y que, tras ejecutar el atentado, una motocicleta lo estaría esperando para facilitar su huida. En caso de que no apareciera la moto, debía dirigirse a un automóvil Spark. Dentro de ese vehículo, le habían dado instrucciones específicas: quitarse la chaqueta y la gorra, y dejar el celular en el carro para evitar que se le cayera mientras corría.
Katerine, afirmó que, una vez realizado el atentado, el Costeño le había indicado a Carlos Eduardo Mora quien era que conducía el vehículo que se deshiciera del celular del joven, sacando la sim, lo reseteara y luego lo vendiera o lo botara, además que vendiera el carro quitándole el GPS, cambiando las placas y el color.
La joven también contó a los investigadores que alias el Costeño le había dicho que tenía que «acabar con la cola», refiriéndose a que debían matar a Mora, ya que según él era muy chismoso y flojo de lengua.
Martínez le dijo a las autoridades que los planes de Arteaga eran dar de baja a Carlos Mora y al menor que ejecutó el atentado.
Por último, Katerine Martínez relató que «el Costeño» le sugirió trasladarse a Florencia, donde podría recibir formación por parte de la guerrilla en el manejo de drones o como francotiradora. Afirmó además que nunca supo que el atentado estaba dirigido contra Miguel Uribe, ya que Arteaga le había dicho que el objetivo era un fiscal. Según su testimonio, no le reveló la verdad por temor a que se arrepintiera de participar en la operación.
Por ahora las investigaciones continúan y las autoridades intentan dar con el paradero del Costeño, que sería la pieza clave para esclarecer quienes fueron los autores intelectuales del atentado a precandidato presidencial.
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