El departamento es rico en diversidad social, geográfica, cultural, gastronómica y mucho más. Entre sus costumbres destaca la importante tradición mítica que por décadas se han conservado entre los paisas. En esta entrega sobre Antioqueñidad se expondrán los famosos Mitos y Leyendas de Antioquia.
Vale la pena destacar que existen mitos dejados por los españoles y que otros fueron introducidos por los esclavos africanos. Pero también los hay cien por ciento regionales. Entre los mitos que más se destacan en Antioquia están los nacionales y americanos como la madremonte, la patasola, el mohán, el gritón, el bracamonte, el hojarrasquín del monte, la madre del agua, la vaca de la laguna, la llorona y el ánima sola.
A continuación, se mencionan algunos mitos que son propios de la región:
El Sombrerón: es un espanto de figura humana que usa ruana negra, un sombrero grandísimo y anda montado en una mula rodeada de dos enormes perros negros cogidos por gruesas cadenas. Dicen que se le ha visto en Medellín, Andes y por la orilla del río San Juan.
El gritón: es un espanto de arriería. Sus sitios favoritos son los caminos de herradura y las colinas en las noches tranquilas. Su grito es peculiar como quien arrea mulas.
La rodillona: es un espanto burlón y caminero que se ubica en lo alto de los barrancos en forma de vieja sentada, con la cara entre las piernas, cabellos canosos, ojos rojos, nariz afilada y ganchuda, boca grande con un solo diente. Ríe a carcajadas y es perversa con algunos.
La cabellona: es un espanto rural vespertino y de tiempos lluviosos. Geográficamente aparece desde Liborina a Pavarandocito.
El cura sin cabeza: es un espanto que bien desde la colonia. Las ciudades coloniales lo conservan en sus leyendas, especialmente en el noroeste antioqueño.
La muelona: es de la llanura. Tiene su actividad en los caminos y con un horario de 6 a 9 p.m. Se describe como una mujer bonita, de cabellos largos, ojos electrizantes y dientes de fiera, lanza carcajadas estridentes.
El mandinga: este personaje es de tan mala fama, que se le considera como otro Satanás. Algunos afirman haberlo visto a caballo y fumando por las noches. Suele aparecer en las casas de juego y de vicio. Los codiciosos lo invocan como su protector.
La madre del río: los indios chaimas querían agua y para ello se propusieron llevar las aguas de un manantial hasta su caserío después de consultar con el pinché. Este les dijo: «para mí es muy fácil hacer lo que pedís, yo con solo mandarlo ya queda hecho; pero debo advertirlos que esa agua tiene su madre, esta madre es una serpiente y muy feroz». Entonces los indígenas desistieron de su intento.
A usted, ¿ya se le apareció alguno de estos espantos? Recuerde que el 11 de agosto Antioquia vivirá su día de la Antioqueñidad. Una oportunidad para sentirse orgulloso del ser paisas y para reflexionar sobre la realidad política que pretende dividir al departamento y sobre otros asuntos que ponen en riesgo las libertades.
Con información del Sistema Nacional de Información Cultural, SINIC.