En el conversatorio realizado este domingo 17 de agosto, el senador Andrés Guerra intervino con reflexiones sobre la coyuntura política y la situación de su partido.
El congresista inició saludando a los asistentes, entre ellos a Álvaro Uribe y Miguel Uribe Londoño, a quienes agradeció por el respaldo en medio de los procesos judiciales de las últimas semanas. Mencionó además a las precandidatas presentes, destacando lo que calificó como un momento político de las mujeres en la colectividad.
Guerra recordó que desde el 7 de junio de 2025, cuando ocurrió el atentado contra Miguel Uribe en el parque El Golfito de Modelia, ha insistido en que los hechos tienen una trazabilidad política. Señaló que la violencia ha buscado afectar al partido y sostuvo que tanto el caso judicial del expresidente Álvaro Uribe como el ataque contra Miguel Uribe forman parte de lo que definió como un mismo entramado.
En su intervención señaló que el Centro Democrático fue el único partido que, con cinco precandidatos, recorrió ocho departamentos del país en foros organizados para recoger insumos y dialogar con bases sociales, diferenciándose de candidaturas individuales que buscaban firmas. Criticó que desde algunos sectores se les incluyera en el mismo paquete de 70 aspirantes presidenciales.
Sobre la investigación del atentado contra Miguel Uribe, cuestionó las versiones que atribuyen el hecho al ELN desde Venezuela y las calificó como intentos de cerrar las pruebas. Insistió en señalar vínculos del presidente Gustavo Petro con poderes locales en Bogotá y afirmó que su llegada tanto a la Alcaldía como a la Presidencia se dio con el respaldo de estructuras que calificó como mafiosas.
En esa línea, mencionó los resultados electorales de 2022 en Antioquia, el Urabá y el Bajo Cauca, zonas que describió como escenarios de minería ilegal, narcotráfico y presencia de grupos armados, donde ganó Gustavo Petro en la primera vuelta presidencial.
Guerra concluyó reiterando un llamado a la unidad dentro del Centro Democrático y a mantener la discusión política alejada de escenarios de violencia.