lunes, junio 23, 2025
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(ANÁLISIS) Tensión en el estrecho de Ormuz eleva los precios del crudo y amenaza el equilibrio energético global

El reciente incremento en las tensiones geopolíticas en Medio Oriente, especialmente tras el estallido del conflicto entre Israel e Irán el pasado 13 de junio, ha provocado un aumento superior al 11% en el precio del barril de Brent, el principal referente para Europa. La situación se agravó tras el bombardeo estadounidense de ayer a instalaciones nucleares iraníes, incluyendo las bases de Fordow, Natanz e Isfahán, marcando una escalada militar con repercusiones directas sobre el mercado energético internacional.

El foco de preocupación se centra en el Estrecho de Ormuz, una vía marítima estrecha pero vital que conecta el golfo Pérsico con el océano Índico. Desde allí transitan aproximadamente 16,5 millones de barriles de petróleo diarios, lo que representa el 20% del comercio global de crudo y más del 35% del transporte marítimo de esta materia prima, según cifras de Bloomberg. Además, más del 20% del gas natural licuado (GNL) mundial, principalmente procedente de Qatar, cruza este mismo estrecho cada día.

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Irán, que limita el paso por el norte, ha sido acusado en anteriores crisis de amenazar o incluso atacar buques mercantes en tránsito. Ahora, su Parlamento ha sugerido cerrar el paso como represalia por los recientes ataques, aunque la decisión definitiva recaerá sobre el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei. Aunque Teherán carece de autoridad legal para impedir el tráfico internacional en la zona, sus capacidades militares permitirían interrumpir el paso mediante acciones coercitivas.

Un posible bloqueo podría sacudir los mercados energéticos

Una eventual obstrucción del Estrecho de Ormuz tendría consecuencias graves e inmediatas. Kuwait, Qatar y Baréin dependen exclusivamente de esta ruta para exportar petróleo. El cierre no solo afectaría a Asia con China, India, Japón, Corea del Sur y Singapur como principales destinatarios; sino también a Europa, que ha incrementado su dependencia del gas de Qatar tras las sanciones impuestas a Rusia.

Expertos de la firma francesa Crédit Mutuel advierten que una interrupción podría reducir el comercio mundial de crudo hasta en un 15% y empujar los precios del barril más allá de los 100 dólares. Incluso se manejan cifras por encima de los 130 dólares, niveles no registrados desde la crisis financiera global. Este escenario afectaría directamente a las economías importadoras de energía y aumentaría la presión inflacionaria en todo el mundo.

Repercusiones para América Latina y Colombia

Aunque América Latina no depende directamente del estrecho de Ormuz para su abastecimiento energético, sí sufriría impactos indirectos. En países como Colombia, donde los combustibles fósiles siguen siendo un componente clave del sistema energético y del transporte, el alza en los precios internacionales podría reflejarse en los costos internos del combustible, afectando la inflación y el poder adquisitivo de los consumidores.

Además, para economías exportadoras de petróleo como Colombia, un aumento sostenido del crudo podría representar mayores ingresos fiscales por vía de regalías. Sin embargo, esto no compensa necesariamente los efectos negativos en otros sectores, como el agrícola o el industrial, altamente sensibles a las variaciones en los costos logísticos.

Para la región latinoamericana en general, un escenario de precios altos y volátiles acentuaría las desigualdades energéticas y pondría en tensión los esquemas de subsidios, especialmente en países con economías más frágiles. La seguridad energética, por tanto, se convierte en un tema estratégico que los gobiernos deberán abordar con planes de contingencia adecuados.

Reacción internacional y medidas preventivas

Varios países han comenzado a tomar precauciones. Grecia, una de las mayores potencias marítimas del mundo, ha instado a sus navieras, que controlan el 31% de los petroleros a nivel global, a reconsiderar sus rutas y evitar la zona hasta que se estabilice la situación. Por su parte, grandes compañías como Shell ya han activado planes de contingencia ante el riesgo de interrupciones en los flujos energéticos de la región.

Wael Sawan, CEO de Shell, advirtió recientemente durante una cumbre en Tokio que un bloqueo efectivo del Estrecho de Ormuz tendría un “enorme impacto en el comercio mundial”. En ese contexto, la comunidad internacional observa con creciente inquietud la evolución del conflicto y sus posibles derivaciones sobre la estabilidad económica global.

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