La publicación de este fin de semana hecho por el diario sueco Expressen sobre la presencia de Verónica Alcocer en Estocolmo, sacudió nuevamente al Gobierno colombiano. El reportaje, difundido en medio de las negociaciones para la compra de 17 aviones de combate Saab por parte del Estado colombiano, expone actividades sociales de la primera dama en Suecia y detalla círculos exclusivos con los que habría tenido contacto, gustos caros, una vida excéntrica sin que se conozca quien paga por ello. La coincidencia temporal entre esa presencia en Europa y el proceso de adquisición militar, ha generado inquietudes en sectores políticos, diplomáticos y de opinión pública que se suman a las dudas y suspicacias que genera.
El diario sueco, de tendencia liberal, es uno de los medios con mayor circulación y trayectoria en el país nórdico; y describe movimientos sociales de Alcocer en zonas asociadas a la alta élite de Estocolmo, especialmente en el distrito de Stureplan, un área reconocida por su concentración de clubes privados, restaurantes de alta categoría y reuniones de carácter empresarial.
La nota menciona que Alcocer habría asistido a eventos privados en “Noppes”, club fundado por el fallecido conde Carl Adam “Noppe” Lewenhaupt y administrado hoy por Leonard Taube; personas de renombre que abren espacios estratégicos entre las élites políticas y empresariales suecas. Según la publicación, en dichos espacios la primera dama habría coincidido con figuras empresariales de sectores como la relojería, los licores de lujo, la cosmética y la inversión privada.
Los nombres que despertaron inquietud
Entre las figuras mencionadas por el diario se encuentran Kristofer Ruscon, fundador de la marca de champaña Hatt et Söner. Sofia Strand, creadora de Pixi, una marca de alto reconocimiento en el mercado internacional de maquillaje. Olof Larsson, propietario de Nymans Ur, firma de relojería de lujo y una de las más prestigiosas de Suecia. Danielle Larsson, empresaria y figura activa en los círculos sociales de alto perfil de Estocolmo.

El reportaje no presenta irregularidades específicas vinculadas a la presencia de Alcocer ni afirma que exista relación directa entre esas reuniones sociales y el proceso de compra de aviones. Sin embargo, la publicación destaca el contexto que al menos es curioso, con la negociación de uno de los contratos de defensa más costosos de los últimos años entre Colombia y Suecia.
La ausencia de información oficial sobre la naturaleza del viaje, los costos de la estadía y el objetivo diplomático, si lo hubiera, ha provocado que la controversia tome fuerza en el debate nacional, además de las preguntas sobre cuántas de estas relaciones de la todavía esposa de Gustavo Petro, pueden provenir de las cercanías dejadas por el expresidente Juan Manuel Santos, quien afianzó lazos con Suecia previo al premio Nobel y algunos acuerdos comerciales con empresas de ese país. El premio que finalmente le fue entregado en Oslo, Noruega por parte de la organización que entrega la mayoría de los premios en Estocolmo, y el de paz en Oslo.

La coincidencia con la compra de aviones Saab
El Gobierno colombiano adelanta desde meses anteriores negociaciones para renovar su flota aérea a través de la adquisición de 17 aviones de combate fabricados por la empresa sueca Saab. La operación, cuyo valor final del contrato es de 3.135 millones de euros, equivalentes 3.652 millones de dólares, es decir 13.7 billones de pesos colombianos; se considera estratégica para la defensa nacional y sustituye una parte de la flota de aeronaves Kfir, que se encuentran al final de su vida útil.
La publicación de Expressen no atribuye responsabilidades ni plantea ilegalidades en el proceso de compra. Sin embargo, en Colombia la coincidencia temporal ha generado cuestionamientos sobre transparencia y sobre los actores que podrían estar influenciando las negociaciones, un tema especialmente sensible para las Fuerzas Militares y los organismos de control, quedando en el aire, la pregunta de ¿quién paga por estos lujos de la señora Alcocer de Petro, si su nombre está en la lista OFAC o Clinton que le limita sus finanzas?

En esta discusión apareció un nombre que circula en sectores militares, el de Octavio Sarabia Cañizares, padre de la embajadora de Colombia ante el Reino Unido, Laura Sarabia. Aunque no existe información pública oficial que establezca su relación con el proceso, su mención en algunos sectores castrenses ha alimentado interrogantes sobre su papel informal o eventual cercanía a la discusión técnica. Hasta ahora, no hay documentos públicos ni pronunciamientos oficiales que vinculen directamente a Sarabia Cañizares con el contrato, pero fuentes militares, lo relacionan de alguna manera sin precisar.
En términos estrictamente verificables, el único hecho conocido es que el proceso de adquisición continúa en curso y que Saab ha sostenido reuniones formales con representantes del Ministerio de Defensa colombiano, y que en el acto simbólico de la firma del contrato, con el presidente han estado diplomáticos suecos y colombianos.

El contexto político y la persistencia de sanciones internacionales
A la controversia se suma un elemento que tiene peso simbólico y diplomático, pues Verónica Alcocer continúa en la lista OFAC emitida por la administración del expresidente estadounidense Donald Trump. La inclusión de Alcocer, así como de otros miembros de su círculo familiar, ha sido motivo de debate, más cuando si bien el Presidente insiste en que no se ha separado legalmente de su exesposa, para los efectos prácticos no conviven. Entonces las dudas crecen sobre qué tipo de acuerdo sostienen Petro y Alcocer y sobre cuál es el papel de la exprimera dama, pero aún esposa del presidente en el gobierno.
Aunque la sanción no impide movilidad internacional ni reuniones privadas, su existencia mantiene una carga política evidente en cualquier escenario donde la primera dama tenga contacto con figuras de alto perfil económico o empresarial en el extranjero. El mundo sabe las implicaciones de estar en la lista OFAC y quien se relacione con un individuo de la lista, se extienden las restricciones y puede ser sujeto de sanciones. Por ese motivo, llama, aún más la atención, la vida de lujos y excentricidades de Verónica Alcocer en Estocolmo. Ese aspecto, sumado al silencio oficial tras la publicación de Expressen, ha aumentado la inquietud pública sobre la pertinencia, alcance y financiación de su agenda en Suecia.

Hasta el momento, ni la Presidencia de la República, ni la Cancillería, ni la oficina de la Primera Dama han emitido comunicados o explicaciones formales sobre los propósitos de la presencia de Alcocer en Suecia, ni han detallado el origen de los recursos asociados. Mientras tanto, Verónica Alcocer, en su rol de esposa presidencial, sigue contando con una oficina, personal que la atiende y asiste, con contratos anexos a dicha oficina y a su presunta función como primera dama.
Preguntas abiertas y ausencia de respuestas oficiales
La publicación del diario sueco plantea interrogantes que, sin declaraciones oficiales, seguirán alimentando el debate como si ¿Formaba parte Verónica Alcocer de alguna actividad oficial o protocolo diplomático en Suecia? ¿Quién asumió los costos de hospedaje, desplazamientos y participación en actividades privadas? ¿Existe alguna relación entre su cercanía con empresarios mencionados en el reportaje y la negociación de aviones Saab? ¿Cuál es la posición del Gobierno frente a preguntas sobre transparencia derivadas del artículo?
Estas preguntas no conducen a conclusiones, pero sí representan temas legítimos de control público. Hasta que haya pronunciamientos, los vacíos de información seguirán presentes. Lo que sí es verificable es que no existe evidencia pública que vincule a Alcocer con decisiones del Ministerio de Defensa ni con la negociación técnica de aeronaves. Cualquier señalamiento distinto carecería de sustento documental, pero no anula la validez de las preguntas que seguramente llegarán a hacerse desde el Congreso de la República.

Un momento crítico para la diplomacia colombiana
El Gobierno atraviesa una etapa de sensibilidad diplomática y política. La relación con sectores europeos es clave para proyectos en seguridad, cooperación ambiental y fortalecimiento institucional. Un escándalo mediático vinculado a la compra de armamento puede afectar el clima bilateral en un momento en que Bogotá busca proyectar estabilidad internacional.
Además, el proceso de renovación aérea es complejo, costoso y requiere transparencia absoluta, especialmente cuando involucra negociaciones con gobiernos extranjeros y empresas multinacionales de defensa. La ausencia de explicaciones detalladas por parte del Gobierno colombiano, de momento, amplifica dudas e interpretaciones. La falta de transparencia, tanto en el proceso como los detalles anexos, se convierten en caldo de cultivo para las especulaciones dentro del debate nacional.

Transparencia, diplomacia y el peso del contexto
La revelación periodística no prueba actuaciones indebidas, pero coloca sobre la mesa aspectos que demandan esclarecimiento institucional. La presencia de una figura pública como la Primera Dama en círculos empresariales de élite durante una negociación militar estratégica genera una percepción de opacidad que solo puede disiparse con explicaciones oficiales.
Lo que sí está claro es que el episodio llega en un momento donde cualquier lectura sobre eventuales conflictos de interés tiene un impacto mayor. El país atraviesa tensiones diplomáticas, cuestionamientos internos y un clima político en el que la confianza pública hacia las instituciones se encuentra erosionada.
En ese escenario, transparencia y comunicación oficial son elementos imprescindibles para evitar que la falta de información derive en especulaciones dañinas o en incertidumbre sobre un proceso de defensa nacional que, por su importancia, exige la mayor claridad posible.




