En las últimas semanas, un rumor ha tomado fuerza en redes sociales y grupos de WhatsApp: la posibilidad de que Álvaro Uribe Vélez vuelva a postularse para la presidencia de Colombia en 2026. Aunque no existe pronunciamiento oficial por parte del expresidente ni de su círculo cercano, el debate refleja una creciente ansiedad social y política frente al futuro del país, particularmente ante la percepción de una amenaza que muchos asocian con el gobierno de Gustavo Petro y el Pacto Histórico.l en el futuro cercano.
¿De dónde surge el rumor?
La idea de un regreso de Uribe no es nueva. Desde hace años, seguidores del expresidente han insistido en que retome el liderazgo nacional, especialmente en momentos de crisis o divisiones políticas. Sin embargo, el actual contexto parece haber reavivado estas solicitudes con mayor fuerza.
Con un panorama político marcado por la falta de liderazgos consolidados en la centro-derecha y derecha, sectores de la sociedad han comenzado a buscar figuras que puedan enfrentar con éxito a Petro o su posible sucesor en 2026. En este vacío de alternativas, el nombre de Uribe vuelve a aparecer, acompañado de súplicas de seguidores que lo ven como el único capaz de “retomar el rumbo del país”.
En redes sociales, algunos especulan incluso sobre fórmulas creativas, como que Uribe asuma un rol secundario como vicepresidente para sortear los impedimentos constitucionales. Estas propuestas, aunque carentes de sustento formal, reflejan un deseo colectivo de encontrar una figura que represente orden, estabilidad y firmeza, cualidades que muchos asocian con los dos periodos presidenciales de Uribe (2002-2010), más cuando los grupos armados guerrilleros se han fortalecido.
La postura de Álvaro Uribe
Pese a la efervescencia del rumor, el expresidente ha guardado silencio, una estrategia que parece coherente con su estilo político de evitar pronunciamientos impulsivos. Fuentes cercanas señalan que Uribe no estaría considerando una candidatura presidencial y que su atención está centrada en otros frentes, como promover nuevos liderazgos dentro del Centro Democrático y enfrentar las demandas legales que lo aquejan.
Desde 2020, Uribe ha estado bajo escrutinio judicial por un caso que sus defensores califican como un “juicio infame”. Este proceso no solo ha absorbido gran parte de su tiempo y energía, sino que también podría representar un obstáculo político significativo en caso de considerar un regreso al poder.
El vacío de liderazgo en la derecha colombiana
El surgimiento de rumores sobre Uribe también pone de manifiesto un problema más profundo: la ausencia de liderazgos claros en los sectores de centro-derecha y derecha en Colombia. Desde su fundación, el Centro Democrático ha girado en torno a la figura de Uribe, pero la falta de renovación y el debilitamiento de figuras emergentes han limitado la capacidad del partido para ofrecer alternativas sólidas.
Por otro lado, el escenario político del país está polarizado. Mientras la izquierda, liderada por Petro y el Pacto Histórico, se mantiene cohesionada en torno a una narrativa de transformación social, los sectores opositores parecen carecer de un proyecto unificado y una figura capaz de inspirar confianza y movilizar a las bases.
¿Un deseo colectivo o una realidad improbable?
El deseo de que Álvaro Uribe vuelva a la presidencia parece más una manifestación de nostalgia que una posibilidad real. Aunque es innegable que Uribe sigue siendo una figura influyente y carismática en la política colombiana, las circunstancias actuales dificultan su retorno al poder.
En términos constitucionales, la reelección presidencial está prohibida desde 2015. Cualquier intento de modificar esta norma enfrentaría no solo desafíos legales, sino también una fuerte oposición política y social. Además, el desgaste natural de una figura pública que lleva décadas en el escenario político podría ser un obstáculo significativo para construir una candidatura competitiva.
Sin embargo, la idea de que Uribe desempeñe un rol menos protagónico, como vicepresidente o mentor político, podría ser una alternativa más plausible, aunque igualmente controvertida.
El síntoma de una crisis política
Más allá de la viabilidad del rumor, lo que queda claro es que Colombia atraviesa una crisis de liderazgo. La falta de figuras renovadoras en la derecha, junto con la incertidumbre generada por el actual gobierno, ha llevado a sectores de la sociedad a buscar en el pasado las respuestas para el futuro.
La pregunta, sin embargo, es si el país necesita revivir el modelo de liderazgo de Uribe o si es hora de que surjan nuevos referentes capaces de abordar los desafíos actuales con perspectivas frescas.
Un país en busca de liderazgo
Aunque el rumor del regreso de Álvaro Uribe Vélez a la presidencia para 2026 ha encendido el debate público, las posibilidades reales de que esto ocurra son, por ahora, remotas. Sin embargo, la discusión pone de manifiesto un problema más profundo: la carencia de liderazgos fuertes en la oposición y la necesidad de que el país encuentre figuras capaces de enfrentar los retos políticos y sociales de los próximos años.
En medio de esta incertidumbre, el expresidente guarda silencio, quizás evaluando desde las sombras cómo influir en el tablero político sin necesidad de ocupar el centro del escenario. Para muchos, su legado sigue siendo un faro; para otros, un capítulo que el país debe superar. Lo único claro es que Colombia necesita, con urgencia, liderazgos claros y un proyecto político que inspire confianza y cohesión en una sociedad cada vez más polarizada.