La organización Amnistía Internacional denunció que las fuerzas iraníes utilizaron municiones de racimo durante la denominada “guerra de los 12 días” con Israel, lo que constituyó, según la entidad, una violación del derecho internacional humanitario.
De acuerdo con la entidad, el mes pasado las fuerzas iraníes lanzaron misiles balísticos con cabezas explosivas que contenían submuniciones hacia zonas residenciales densamente pobladas en Israel, poniendo en riesgo a la población civil.
En este contexto, fotografías y videos analizados por Amnistía Internacional, mostraron que estas municiones impactaron en el área metropolitana de Gush Dan, alrededor de Tel Aviv, el pasado 19 de junio.
Otras ciudades como Beersheba, al sur de Israel, y Rishon LeZion, al sur de Tel Aviv, también fueron blanco de ataques con este tipo de armamento. En Beersheba, una escuela y una cancha de baloncesto fueron alcanzadas por submuniciones, aunque no se reportaron víctimas mortales ni heridos.
Erika Guevara Rosas, directora de Investigación, Incidencia, Políticas y Campañas de Amnistía Internacional afirmó que, “Las municiones de racimo son armas inherentemente indiscriminadas que nunca deben ser utilizadas. Su uso en zonas residenciales demuestra un claro desprecio por el derecho internacional humanitario”.
La organización recordó que el derecho internacional prohíbe los ataques indiscriminados que no distinguen entre objetivos militares y civiles, y el uso de armas que no pueden dirigirse a un objetivo militar específico puede constituir un crimen de guerra.
En este sentido, la organización explicó que las municiones de racimo se dispersan sobre amplias áreas y muchas de ellas no explotan al momento del impacto, representando un riesgo latente, especialmente para civiles.
Durante la escalada de hostilidades entre ambos países, al menos 1.100 personas murieron en Irán.
En territorio israelí, al menos 29 personas murieron, incluidos mujeres y niños, como consecuencia de los ataques iraníes, según el Ministerio de Salud de Israel. Uno de los incidentes más mortales ocurrió en la localidad palestina de Tamra, en el norte de Israel, donde un misil iraní mató a cuatro miembros de una misma familia, entre ellos tres mujeres y un niño.
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