Un informe oficial de los cuerpos de seguridad del Estado, reportó 14 hechos de violencia que alteraron el orden público en diversas regiones del país entre el 22 y el 24 de noviembre de 2024. Los eventos, que incluyen ataques armados, capturas de cabecillas, masacres y actos de narcotráfico, evidencian el fortalecimiento de estructuras criminales y la persistencia de conflictos en zonas estratégicas.
Los focos de conflicto
El reporte detalla incidentes críticos en departamentos como Arauca, Atlántico, Cauca, Huila, Meta, Caquetá, Norte de Santander, Tolima y Valle del Cauca, con énfasis en la actividad de guerrillas, disidencias de las FARC, y el Clan del Golfo.
Arauca registró dos ataques significativos:
1. Hostigamiento contra una base militar en Puerto Jordán, presuntamente ejecutado por el ELN mediante explosivos y disparos, con el objetivo de desestabilizar la zona.
2. Atentado en el aeropuerto Los Colonizadores de Saravena, donde se lanzaron explosivos en un acto de intimidación terrorista.
En Atlántico, los eventos incluyeron:
• La captura de miembros del Clan del Golfo en Barranquilla.
• Ataques a empresas y una masacre en el barrio El Carmen, atribuidos a disputas criminales y actos de intimidación.
En el Cauca, se reportaron asesinatos y amenazas a campesinos en el sur del departamento, así como la captura de una coordinadora de secuestros en Santander de Quilichao. La región continúa siendo un punto álgido por las rutas del narcotráfico.
Huila y Norte de Santander también destacaron por hechos graves, como el asesinato de una menor reclutada ilegalmente y un millonario hurto a un vehículo de valores por parte del ELN. Este último acto, que dejó pérdidas de $2.700 millones de pesos, se relaciona con el financiamiento de actividades ilícitas.
En el Valle del Cauca, el Ejército neutralizó drones cargados con explosivos en Jamundí, una amenaza creciente por parte de las disidencias armadas que buscan consolidar el control territorial.
Un panorama alarmante
El informe pone en evidencia un incremento en la violencia y la actividad criminal, especialmente en zonas donde confluyen economías ilegales como el narcotráfico. La lucha por el control territorial entre grupos armados, el uso de nuevas tecnologías para ataques (como los drones con explosivos) y los asesinatos selectivos destacan como patrones preocupantes.
Análisis y retos
La concentración de incidentes en departamentos clave como Arauca, Norte de Santander, Cauca y Valle del Cauca refuerza la necesidad de un enfoque integral de seguridad. Las autoridades deberán no solo intensificar la presencia militar, sino también diseñar estrategias que ataquen las raíces de estos conflictos, incluyendo la financiación de los grupos armados y su capacidad logística.
El panorama actual plantea desafíos tanto para el Gobierno como para los sectores empresariales y la sociedad civil, que deben trabajar en conjunto para mitigar los impactos de la violencia y proteger la estabilidad en las regiones más afectadas.
Mientras tanto, los colombianos enfrentan una realidad marcada por la inseguridad y la constante amenaza de actores ilegales que desafían el orden institucional del país.