Cientos de personas comprometidas con el deporte y el medio ambiente aceptaron la invitación de Cornare, la Alcaldía de Sonsón, Mi Oriente y la Universidad de Antioquia para participar en una carrera que combina desestrés y compromiso ambiental en uno de los principales ecosistemas de Antioquia: el Páramo de Sonsón, sagrario de nuestra biodiversidad.
Estrategias como estas, que fomentan la educación ambiental y la cultura de la conservación mientras disfrutamos de la belleza natural, son la ruta a seguir para garantizar nuestro desarrollo sostenible.
Detrás de todo gran evento hay instituciones y un equipo de personas que lo hacen posible. Hoy quiero resaltar y felicitar a Liliana Ciro, a Javier Valencia, director de Cornare, y a Juan Diego Zuluaga, alcalde del municipio de Sonsón. Estos funcionarios nos señalan un camino lúdico para proteger nuestros ecosistemas, como el Páramo de Sonsón, uno de los sitios de mayor riqueza y biodiversidad del Oriente Antioqueño. Junto con los humedales y la cuenca del Magdalena, hacen de esta región uno de los lugares de mayor interés ambiental para la nación y el mundo.
Antioquia tiene cinco ecosistemas estratégicos que necesitan del mismo liderazgo e iniciativas innovadoras para reconocerse y protegerse:
- Las áreas forestales de Yondó y sus alrededores.
- La Mojana, un sitio con vastas necesidades de inversión, donde convergen los ríos Magdalena, San Jorge y Cauca, y desemboca el río Nechí, que recoge el Porce después de recoger el río Medellín. La Mojana es uno de los deltas más complejos del mundo, con una gran riqueza ecosistémica, donde podríamos tener el mayor cultivo de rizipiscicultura (cultivo de arroz y peces), garantizando alimentos que podrían combatir la hambruna.
- Todo el flanco de la cordillera occidental, donde se encuentran Caramanta y Citará, que enriquece los suelos del suroeste antioqueño y, junto con el Parque Natural Nacional Las Orquídeas, el Páramo del Sol y el Nudo de Paramillo, nos prestan servicios ecosistémicos muy importantes.
- La cuenca del río Atrato, que nos conecta con el Chocó biogeográfico y nuestro Urabá, centro de valles y aluviones, presidido por la cercanía de Abibe, con su parque natural Katios y la riqueza biológica del sistema marino, hacen que tengamos la zona de mayor megabiodiversidad del continente.
- El cinturón verde o el Parque Central de Antioquía, hoy perdido en los planes de desarrollo territoriales, que une el Valle de Aburrá, compuesto por el Parque Arví, La Salada de Envigado, La Romera de Sabaneta, La Miel de Caldas, El Barcino y El Manzanillo de Itagüí, el cerro El Romeral, la Reserva de Occidente, el Padre Amaya, el páramo urbano Baldías, el Quitasol de Bello y los Bajitos de San Vicente y Guarne o alticos de Barbosa, Girardota y Copacabana. Día a día depredamos sin control estos espacios, poniendo en riesgo los bienes y servicios ambientales de todos los ciudadanos.
Con eventos como este, continuamos fortaleciendo nuestro compromiso con la protección y conservación de nuestros valiosos ecosistemas, asegurando un futuro sostenible para todos. ¡Qué gran ejemplo! Felicitaciones a todos los involucrados.
