viernes, marzo 29, 2024
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Sydney enfrenta extensión de confinamiento por COVID-19 en medio de casos récord en 2021

Las autoridades australianas suplicaron el viernes a los cinco millones de residentes de Sydney que se quedaran en casa, advirtiendo que un bloqueo de tres semanas podría extenderse mientras luchan por controlar un brote de COVID-19, y la ciudad informó el mayor aumento de casos locales en 2021.

Cientos de policías adicionales patrullaron partes de Sydney para hacer cumplir las órdenes de cierre de la ciudad impuestas para acabar con un brote de la variante Delta altamente infecciosa que ahora tiene un total de más de 400 casos.

“El (estado) de Nueva Gales del Sur se enfrenta al mayor desafío que hemos enfrentado desde que comenzó la pandemia”, dijo la primera ministra estatal Gladys Berejiklian a los periodistas en Sydney. “Por el momento, los números no van en la dirección correcta”.

“Por favor, no salga de su casa. No salga de su casa, a menos que sea absolutamente necesario”, dijo Berejiklian.

El viernes se informaron 44 casos adquiridos localmente en Nueva Gales del Sur, el estado más poblado de Australia, eclipsando a 38 un día antes, y 29 de ellos habían pasado tiempo en la comunidad mientras estaban infectados.

Actualmente hay 43 casos en el hospital, con 10 personas en cuidados intensivos, cuatro de los cuales requieren ventilación.

El aumento de casos se produce a pesar del cierre de dos semanas de la ciudad más grande de Australia, que ahora se ha extendido a una tercera semana que finaliza el 16 de julio. Leer más

En los suburbios del suroeste de Sydney, ahora el epicentro del brote, las calles estaban prácticamente desiertas el viernes, con grupos de policías patrullando los suburbios.

En un esfuerzo por restringir aún más la interacción de las personas, a partir del viernes por la noche, las reuniones públicas se limitarán a dos personas y los residentes solo podrán viajar 10 kms (6 millas) desde su hogar.

Berejiklian también rechazó los informes de que el gobierno estaba considerando un cambio de política para “vivir con el virus”, citando la baja cobertura de vacunas en Australia.

“Si optamos por vivir con esto mientras las tasas de vacunación están en el 9%, veremos miles y miles de hospitalizaciones y muertes”, dijo Berejiklian.

Aunque a Australia le ha ido mucho mejor que a muchos otros países desarrollados para mantener sus números de COVID-19 relativamente bajos, su lanzamiento de vacunación ha sido uno de los más lentos debido a las limitaciones de suministro y a los cambios en los consejos médicos para sus principales vacunas de AstraZeneca.

Australia ha confiado en la vacuna Astrazenica para combatir la pandemia, pero ahora la limita a personas mayores de 60 años en sus centros de vacunación masiva debido al riesgo de coágulos de sangre, dejando escasos suministros de Pfizer para personas de 40 a 60 años.

Aproximadamente una cuarta parte de las hospitalizaciones en el brote de Sydney son personas de 35 años o menos, un grupo de edad que aún no es elegible para las vacunas bajo el programa del gobierno.

El primer ministro australiano, Scott Morrison, dijo el viernes que Pfizer aumentaría la entrega de la vacuna COVID-19 a aproximadamente un millón de dosis a la semana a partir del 19 de julio, más del triple de los envíos actuales, pero dijo que no se había tomado ninguna decisión sobre su disponibilidad para menores de 40 años.

“Eso nos coloca en un lugar muy fuerte para poder hacer este trabajo a medida que avanzamos hacia el final del año y, de hecho, quizás antes”, dijo.

Pfizer dijo que el número total de 40 millones de dosis que tiene contratado para entregar a Australia durante 2021 no ha cambiado. Morrison dijo que Pfizer adelantaría las entregas de vacunas a Australia de septiembre a agosto.

Mientras tanto, el estado de Australia del Sur ejecutará una prueba de cuarentena domiciliaria, dijo Morrison, luego de las críticas a la cuarentena de hotel de dos semanas requerida para todas las personas que ingresan al país. Las fugas de virus de cuarentena hotelera han sido la fuente de los brotes comunitarios de Australia, después de que el país eliminó efectivamente el virus cerrando sus fronteras internacionales.

Jamal Rifi, un médico general de un distrito de Sydney donde el número de infecciones está aumentando, dijo que muchos residentes habían entendido mal el riesgo de la variante Delta, pero estaban ganando conciencia a medida que aumentaban los casos.

“Se ha corrido la voz en la comunidad y creo que ahora verán más personas limitando su movimiento, tomándose esta variante de Delta más en serio”.

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