Por : Álvaro Ramírez González
El 24 de mayo pasado terminó con un memorando de entendimiento, la guerra entre el Grupo Gilinsky y los Árabes de IHC con el Grupo Empresarial Antioqueño, GEA.
Hay que decir que ambos contrincantes estaban “ atrapados “, sin movilidad alguna hace muchos meses, en una guerra legal que ninguno iba a ganar, pero sí tendría muchos prejuicios para todos.
En ese memorando acordaron que Gilinsky y los Árabes de IHC Capital Founding, se quedan con el control mayoritario de Nutresa ( 87% ).
Y renuncian a tener acciones en los demás conglomerados empresariales, léase Argos, y Sura.
Para no enredar a mis lectores, hasta allí ofrezco esa información que es un poco más complicada pero en esencia termina en lo que ya acabo de anunciar.
El “ desenroque “, que ese acuerdo produce, explicado en términos sencillos supone que ningún grupo de los que quedan, tendrá acciones del otro.
Es una explicación demasiado simple pero suficiente.
¿Pero que produjo al final la llegada de Gilinsky al GEA, con sus OPA’S ( oferta pública de acciones ) agresivas?
En primer lugar una valorización muy fuerte en el precio que tenían las acciones antes de su llegada.
Veamos.
1. Grupo Sura. El valor de su acción estaba el 10 de noviembre del 2021 en $ 21.020. Y el 18 de nov del 2022 valía $ 41.000. Una valorización de 204.8% en un año.
2. Nutresa. El valor de su acción el 10 de nov del 2020 era de $ 21.720. El valor de esa acción el 18 de noviembre del 2022 era de $ 54.600. Una valorización en 12 meses del 251.3%
3. Argos. Su acción subió en ese año pero volvió a caer al precio original, consecuencia de los problemas antes mencionados.
La llegada de los nuevos jugadores a mi juicio, no sólo ha sido altamente productiva para los dueńos de esas acciones, de esas empresas que doblaron su valor, sino para el ambiente empresarial antioqueño.
Gilinsky es famoso por su manera agresiva de manejar sus adquisiciones y por llevar las cosas a conflictos legales muy densos y malucos.
Pero esta situación de “ atrapamiento”, propició finalmente un acuerdo amigable.
El columnista German Vargas Lleras tocó las alarmas hace unos meses, con su columna en El Tiempo, muy dura con los directivos del GEA.
Los llamo una “ rosca abusiva “ y “ un club de privilegiados “, que abusaban de su poder con salarios y sobre todo bonos muy altos.
Aviones privados, viajes, vacaciones, tarjetas de crédito con cupos ilimitados, préstamos sin intereses para compra de viviendas lujosas y muchas otras arandelas más.
También denunció Vargas Lleras en su artículo que el valor de las acciones del GEA, en vez de valorizarse, había caído drásticamente (casi a la mitad de su valor) en los últimos 10 años, sin una explicación seria que soporte tal fenómeno.
Además los calificó de premeditadamente “ tacaños “ con los accionistas a la hora de repartir los divídenos.
Vaya Usted a saber con qué intenciones.
Y “ manirrotos “, a la hora de concederse beneficios y privilegios ellos mismos.
Recientemente me enteré que la salida de David Bojanini de la presidencia del GEA, que no fue muy exitosa a juicio de los entendidos, le costó al grupo una millonada en dólares.
( No doy la cifra por respeto con mi fuente)
Además del compromiso de pagarle de por vida la salud y otros gastos personales.
Esto último ha sido calificado como una vergüenza por destacados empresarios antioqueños; un abuso impresentable, de los actuales directivos del GEA.
He hablado con algunos empresarios amigos Paisas y con algún experto en bolsa.
La llegada de Gilinsky y los Árabes al territorio empresarial Antioqueño la ven muy bien.
1. Pusieron a valer las acciones
2. Ahora si van a repartir dividendos como tiene que ser
3. Se van a corregir todas esas aberrantes condiciones de privilegio para los directivos. Y eso es sano para todas las empresas.
Bienvenido ese memorando y el capital Árabe a Colombia.
Jaime Gilinsky Bacal, e Isaac Gilinsky Sragowicz cerebros y líderes de esta colosal operación bursátil.
¡Berracos!
