El Pacto Histórico se encuentra en este momento en una especie de operativo para tratar de «controlar los efectos de la bomba» que explosionó en contra de ellos esta semana tras conocerse los denominados «Petrovídeos».
Y es que ahora están desviando la atención hacia un discurso donde ellos han sido «víctimas» de supuestas chuzadas e infiltraciones ilegales por parte de quienes no los aprecian, tratando de evadir la responsabilidad de las verdades que se conocieron y que los deja muy mal parados en la contienda electoral.
Una de esas formas con las que tratan de desviar la verdadera atención de lo que aquí realmente importa, es el careo al que Gustavo Petro invitó, inicialmente, a la periodista Vicky Dávila y, después, a su contrincante político Rodolfo Hernández.
«Le solicito a Vicky que saque una sola grabación mía en mis reuniones internas de las cuales posee todas las grabaciones donde indique o cometa un delito. Estoy dispuesto a renunciar a mi campaña si eso sucede».
Este mensaje pretender revertir el efecto del impacto que las revelaciones generaron en los electores colombianos y de generarle seguridad al candidato Gustavo Petro, quien estuvo presente y consciente de cada estrategia sucia en contra de sus contendores políticos en lo que va corrido de la actual contienda electoral.
Pero el anuncio de retirarse de la campaña si se llega a demostrar un solo delito en las grabaciones filtradas, también fue dirigido a Rodolfo Hernández, candidato presidencial de la Liga Anticorrupción y quien había manifestado que no volvería a Colombia porque su vida estaba en peligro.
«Ven y debates conmigo en televisión. Le decimos a Vicky que te entregue todas las horas de grabación que tiene y me muestras un solo delito mío, si lo haces renuncio a mi campaña y ganas. El enjuiciado es usted, tienes la oportunidad de equilibrar la carga. Ven a debatir»
Con estos mensajes Gustavo Petro estaría tratando de motivar denuncias en su contra que, si se iniciaran los procesos, estos no serían resueltos antes de las elecciones lo que le daría pie para argumentar que en ninguno de los procesos que cursan en su contra se le ha descubierto un solo delito, vendiendo así una imagen de legalidad y transparencia como estrategia de campaña.
