A partir de hoy, IFMNOTICIAS.COM presenta una serie de nueve entregas sobre los males que aquejan a Medellín y la respuesta escasa, mediocre y reactiva de la administración de Daniel Quintero ante las distintas problemáticas de la ciudad.
Aunque al lector desprevenido le parezca exagerado, los ciudadanos de Medellín saben que lo que hoy pasa en la ciudad, nunca se había visto. De hecho, pareciera que llegaron a Medellín todas las plagas de Egipto y que el Faraón del alcalde ha decido enfrascarse en peleas y ataques, todo para lanzar cortinas de humo que oculten el fracaso de su desgobierno.
En las calles y en las redes sociales, hay una percepción clara del profundo deterioro que está padeciendo la Tacita de plata. Por tal razón, la primera pregunta que se hacen los ciudadanos tiene que ver con el presupuesto: ¿dónde está la plata?
Es evidente el «liderazgo» de Quintero, y de sus áulicos, en el desastre que está padeciendo Medellín. No importa si se visita El Poblado o Castilla, si está en Laureles o en Belén, si habla con alguien de Manrique o del centro: casi todos le van a decir que las cosas están mal y que no hay alcalde.
Esta serie de Los males de Medellín no tiene el propósito de desprestigiar a la ciudad. Busca motivar a los medellinenses para que defiendan la ciudad, no solo quejándose sino actuando, de tal forma que se impida la destrucción de la capital de Antioquia, a manos de un grupo de mediocres y avivatos que asumieron el control de la ciudad.
Uno de los temas recurrentes en las conversaciones de los medellinenses, es la división social que ha promovido la actual administración, generando odios y resentimientos que solo erosionan el tejido social de la ciudad. Tal situación, además, termina por derrumbar las bases de la «cultura metro», un estilo de vida que ha sido insignia de los medellinenses y que terminó, gracias a Quintero Calle, en el baúl de los recuerdos.
De otro lado, en la serie Los males de Medellín, se encontrará un hilo conductor ineludible: la improvisación, la falta de prevención, la ausencia de proactividad de la administración. De hecho, uno de los principales señalamientos, en lo que tiene que ver con la gobernanza de la ciudad, es que Daniel Quintero y su séquito de «obedientes» son, a lo sumo, reactivos ante las situaciones adversas que se presentan en la ciudad.
Mañana, la segunda parte de Los males de Medellín: deterioro de la malla vial, huecos por doquier e intersecciones semafóricas dañadas.
