Somos de mucho renegar entre familia o amigos, pero de poco análisis como potenciales votantes; trayectoria, aciertos o embarradas graves, a la luz de expertos y legitimadores, o de información respaldada por fuentes serias, no deben caer al vacío.
Por Claudia Posada
Tal cual la profundidad de Francia Márquez en sus posiciones – desde luego por lo que ha sido para ella la experiencia adquirida en un difícil recorrido que le da toda la legitimidad para hablar- así es la superficialidad del joven Miguel Polo Polo en el paralelo que se plantea. Dos líderes -en muy distintos escenarios- apenas incursionando en la vida pública, al entrar al mundo de las confrontaciones ideológicas para conseguir un espacio en las esferas de poder, cobijados en toldas completamente opuestas, y éste, con curul en el Congreso como Representante electo a la Cámara por una Circunscripción Especial y haciendo valer la suya como un derecho que lo ampara al considerarse negro, aunque parece que sin el respaldo institucional, representante de las negritudes o afros (como se les dice ahora) pero eso sí, según lo afirmado él mismo, será sus curul para defender individualidades, no colectivos. ¡Pero es que la circunscripción especial AFRO es un colectivo! ¿Y entonces?
Pero vamos a seguir con el paralelo para hacer ver que, en todas las tendencias ideológicas, como partidos políticos tienen a sus representantes con curules en Senado o en Cámara, se nos presentan individualidades muy diversas, desde su partecita en el poder de la rama legislativa, pareciera que es verdad lo de posiciones que son acogidas por sintonía que vibra en la misma tonalidad de lo ancho para nosotros y lo estrecho para el pueblo. Imposible uno imaginarse un debate en el que participen los congresistas en nombre de las circunscripciones especiales y las transitorias para la paz -un reconocimiento a la diversidad étnica y cultural del país, o a circunstancias muy específicas por lo que son para dos periodos únicamente- enfrentados a sus iguales con sus posturas bien distintas, en una oposición tercamente radical, entre los que estaría, presumiblemente, Polo Polo.
Pensemos en las contradicciones del dicho al hecho; en las inconsistencias tan comunes entre las promesas de campaña y las decisiones a la hora de votar -Representantes y Senadores- cuando están defendiendo o negando proyectos de ley o reformas. No nos enteramos de dónde y por qué tal o cual decisión que nos afecta como colectivo ciudadano; no olvidemos cuántas marrullas clientelistas que no paran de aceitar sus maquinarias, y las tantísimas veces que decidieron de espaldas a las realidades, o para beneficio de individualidades que tienen nombre propio. Somos de mucho renegar entre familia o amigos, pero de poco análisis como potenciales votantes; trayectoria, aciertos o embarradas graves, a la luz de expertos y legitimadores, o de información respaldada por fuentes serias, no deben caer al vacío.
Las charlas tenidas de manera informal, o los análisis posteriores a buenos debates, deben servirnos para reafirmar percepciones que se comparten, lo mismo que para desechar opiniones ajenas que no nos satisfacen. Desde esta columna hemos insistido en lo importante de votar con criterio propio. Se trata de ser coherentes con lo que nos dice la conciencia. La coherencia reporta tranquilidad, salgan o no elegidos los nuestros, lo esencial es informarse como ciudadano que tiene claro el valor del voto en una democracia, sea representativa (como la nuestra) o participativa que es la ideal.
No es bueno ir a votar sin pleno convencimiento sobre los porqués, de más peso en uno como elector. La responsabilidad de darle un buen rumbo al país, está en cada colombiano, por lo que es claro que las peores sandeces, esas que salen a relucir en las redes sociales con lenguaje vulgar y escasísimo sentido patriótico, testimonian la pobreza argumentativa, conceptual, que anida en muchos radicales y fanáticos sin independencia de pensamiento.
