Por: Carlos Echavarría
Luego de varias rondas de reuniones sostenidas entre los representantes de asuntos ambientales de varios países, incluyendo a Estados Unidos y China, finalmente se anunció el pasado domingo que se trabajará de manera conjunta en la lucha en contra del cambio climático.
Estados Unidos y China son los principales contaminadores del planeta, lo que conllevó a sus representantes, John Kerry y Xie Zhenzua respectivamente, a acordar medidas específicas adicionales para combatir el acelerado proceso que puede dar fin a la humanidad.
Varias reuniones previas se habían realizado entre los representantes de las dos superpotencias, siendo John Kerry el primer miembro del alto gobierno americano de la administración de Joseph Biden, en visitar Shanghái el mes pasado. Antes de partir hacia territorio chino, declaró para la CNN, “Tenemos muchos desacuerdos con China en torno a algunos temas clave, absolutamente. Pero el clima tiene que estar separado” También añadió, “La cooperación de China es absolutamente crítica para combatir la crisis climática”
Lo cierto es que por primera vez los dos principales contaminadores están trabajando en conjunto en un plan de reducción de sus emisiones, solo el tiempo dirá si primaran los compromisos económicos sobre los compromisos para con el medio ambiente y el planeta.
Para el analista Roger Harrabin, la situación no está muy clara, incluso ve lejana la posibilidad de hacerse realidad el compromiso; en declaración para la BBC dijo, “Un informe reciente dice que China deberá cerrar 588 plantas de energía de carbón para cumplir sus promesas sobre el clima, pero, ¿se encamina China en la dirección correcta en cuanto al carbón?, NO, sus gobernantes regionales han estado construyendo aún más plantas de carbón para estimular la economía”
El problema principal con el que siempre ha contado el tema del cambio climático, son las implicaciones económicas que conlleva un rediseño de los métodos de producción para cumplir con las nuevas exigencias, afectando principalmente a aquellos países que basan su competitividad en los bajos costos de producción y para lograrlo requieren de tarifas de energía muy bajas, motivo por el cual, muchos países que no cuentan con la posibilidad de generar mediante fuentes consideradas como limpias y tienen que recurrir a las plantas de carbón altamente contaminantes.
La posición de los países desarrollados es bastante hipócrita ante la situación del clima, de dientes para afuera dicen apoyar los esfuerzos y crean regulaciones muy estrictas que pocos países pueden darse el lujo de cumplir, mientras que por otro lado, compran infinidad de productos a los países que no siguen ninguna regulación, su único objetivo es adquirir productos más baratos que los producidos localmente. Si no se cierran las importaciones de los países que no cumplen con las regulaciones medioambientales acordadas en las altas cumbres, los acuerdos no pasarán de ser letra muerta.
